Acepto mis
dolores en descuento de mis pecados i en sustitución de la penitencia que el
confessor no me ha impuesto. Superar la postración depende de ti, y querer otro
hacer, tambien.
Convencido
de que Dios puede salvarme.
Ahora
estamos menos dispuestos a reconocer los pecados, perfilamos mejor las
exigències de la naturaleza, del instinto, de la cultura, de las costumbres
comunes de hoy.
Evitar las
ocasiones de aceptar complacerse en las conductes denigrantes propias o ajenas.
A quienes
perdonéis , seran perdonados, pues el apòstol concedió el perdón en nombre de
Dios.
Hay que
reconocer los propios errores ante el
juez que los perdona, así ese ejercicio de reconocer comunitariamente nuestra
realidad pobre, nos fortalece y consolida en humildad.
La
perfección es combatir los defectos que previamente reconocemos.
Dejaos
reconciliar con Dios, es útil limpiarnos
cada vez que nos manchamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario