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martes, 17 de julio de 2018

LA CONFESION 600 AÑOS DESPUES






Acepto mis dolores en descuento de mis pecados i en sustitución de la penitencia que el confessor no me ha impuesto. Superar la postración depende de ti, y querer otro hacer, tambien.

Convencido de que Dios puede salvarme.

Ahora estamos menos dispuestos a reconocer los pecados, perfilamos mejor las exigències de la naturaleza, del instinto, de la cultura, de las costumbres comunes de hoy.

Evitar las ocasiones de aceptar complacerse en las conductes denigrantes propias o ajenas.

A quienes perdonéis , seran perdonados, pues el apòstol concedió el perdón en nombre de Dios.

Hay que reconocer  los propios errores ante el juez que los perdona, así ese ejercicio de reconocer comunitariamente nuestra realidad pobre, nos fortalece y consolida en humildad.

La perfección es combatir los defectos que previamente reconocemos.

Dejaos reconciliar con  Dios, es útil limpiarnos cada vez que nos manchamos.

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