Enseñanza: Fue
Jesús quien nos enseñó esta oración. Los apóstoles se dirigían a Jesús pero espontáneamente
no se dirigían al Padre celestial y es Jesús quien nos invita y conduce a
hablar con el Padre Celestial, por nuestra parte esta oración no la hubiéramos
inventado nunca, es la revelación de Dios, en su palabra , la de Jesús por la
que nosotros hemos llegado a conocer que podemos tratar con nuestro Padre
celestial familiarmente, sí familiarmente podemos tratar con nuestro padre
celestial, en primer lugar contemplando a este Padre como algo distinto de todo
el mundo que nos rodea, pero por otro lado es el fundamento de nuestra vida ,
el fundamento de nuestro ser, de nuestro mundo, este padre celestial al que
podemos llamarle padre tiernamente con sentimientos de afecto, porque
reconocemos en él cómo es el actor de nuestra vida, como es él quien la ha producido, quien la ha mantenido,
quien la ha desarrollado, quien la esta conduciendo día a día hacia nuestro
porvenir, y nuestro porvenir es encontrar-nos precisamente con este padre en
una vida futura, veis la personalidad del Padre revelada por Jesús la Fuente
del amor, ese es el padre que nos ha engendrado porque él ha querido, en una de
estas canciones hay el punto en que Jesús dice “Padre hágase tu voluntad y no
la mía, es porque Jesús igual que nosotros participaba de esta doble manera de
estar en la vida, y es que nosotros espontáneamente desde la perspectiva que
tenemos de este mundo ponemos por delante nuestra voluntad, es decir, según
nuestra mente , nuestra imaginación, nuestra programación de la vida, según
nuestro querer hacer, ahí está nuestra voluntad y Jesús la tenía también, pero
más allá de nuestra voluntad hay la voluntad del Padre, la amplitud de mires ,
de la visión del Padre es inconmensurable, nosotros no podemos hacernos cargo
de cuales son los planes del Padre , recordad que incluso Jesús decía que ni él
sabía ni el día ni la hora que tenía asignado el Padre para cada ocasión ,para
cada cosa, estamos tan lejos, somos tan pequeños que somos incapaces de
comprender la grandeza del Padre, los designios del Padre , la voluntad del
Padre, sin embargo es nuestro Padre con toda su voluntad es amorosa, pero nosotros que lo
consideramos desde nuestra perspectiva nos sorprende muchas veces, pero hemos
de ir al Padre con la convicción de que los designios de Dios no son nuestros
designios, la voluntad de Dios no es exactamente nuestra voluntad, pero si hay
alguna voluntad que a nosotros nos va a beneficiar por encima de todo, es la
del Padre, ese es el Padre.
Últimamente se ha
dicho que la gravitación universal da coherencia a todo el universo, como si
fuera una bola inmensa que queda cerrada en sí misma, de ahí que la gravitación
da coherencia a todo el universo. Pero Dios Padre está dentro y está fuera, el
ser de Dios Padre es tan grande, tan distinto, tan diferente, está tan por
encima del mismo universo, que no lo podemos identificar en este, sin embargo
está presente, es como si se lo mirara desde fuera pero atento a todo lo que
ocurre en el universo, y por lo tanto
atento a lo que ocurre en el mundo, a lo que ocurre en esta sala donde estamos
reunidos, lo tiene todo presente, todo previsto, no podemos compararlo con una
inteligencia humana, porque una inteligencia humana no tiene ni punto de
comparación con el Padre, pero el Padre es algo extraordinario, es algo que nos
sobrepasa totalmente, pero es quien entra en diálogo con nosotros, es quien se
dirige a nosotros y nos quiere hablar y nos habla, porque Jesús mismo nos ha
revelado que nosotros podemos hablar con el Padre, y si es así él también nos
puede hablar, se establece un diálogo entre el Padre y nosotros, por eso le decimos Padre nuestro, por eso nosotros
desde lo hondo del corazón desde esta gratitud y aprecio desde esta confianza
podemos decirle Padre, en cuanto que nosotros hemos nacido de él, todo el mundo
material, todo el mundo espiritual ha salido de las entrañas del Padre, es
paternal y maternal, tiene la doble función; origen y fuente de toda nuestra
existencia de todo nuestro vivir; ese es el Padre, pero no es mi Padre de una
manera totalmente individualizada, abstracta y distinta, sino que es nuestro
padre porque no me ha creado solo a mí, te ha creado a ti también, y si te ha
creado a ti y tú lo puedes llamar Padre igual que lo puedo llamar yo, si tú
puedes entender de Dios que es tu padre igual como lo puedo entender yo, si tú
puedes entrar en diálogo con él como yo puedo entrar en diálogo con él, esta
relación del Padre con nosotros nos hermana, nos hace hermanos, porque; cuando tú
tienes sintonía con otra persona, cuando tú te has enamorado de tu marido o de
tu mujer, cuando tu entregas toda tu vida al Señor, hay esta sintonía común
entre nosotros, a mí me pasa lo mismo que a ti, somos iguales tú y yo en el
sentido que somos hijos del Padre, y podemos tratar igualmente con el Padre y
tenemos unas experiencias y sensibilidad muy próximas en esto y por lo tanto
nos sentimos hermanos, como hijos del mismo padre, por eso decimos Padre
nuestro. Nuestro porque no es mío solamente, sino de todos, no puedo
considerarme un ser aislado, solitario independiente que hace la vida por su
cuenta sin tener en cuenta los demás, no, no puedo hacer así; delante del Padre
yo soy uno más en el conjunto, uno mas entre aquellos que hablan con el Padre,
tengo pues la gran satisfacción de poder hablar con el Padre, pero tengo también
la gran satisfacción de ser uno más entre los hijos de Dios.
Estamos dando
esta enseñanza dentro la cuaresma, ¿qué sentido tiene dentro la cuaresma?, en
el primer canto decimos, a ti Señor levanto mi alma, y en el siguiente, Sí, me
levantaré e iré junto a mi padre, esto es una referencia clara a la parábola de
los dos hijos, uno que pide la herencia y sale a disfrutar del mundo, y otro
que se queda a dar continuidad a la casa paterna. Fíjate que aquí Jesús nos
presenta ya, que nosotros venimos del Padre, tendemos al Padre y volvemos al
Padre, Jesús se pone en segundo lugar como Juan en el Jordán, el bautista, el
que no se atreve a desatar el calzado de quien viene detrás de él, y que
bautizará con espíritu santo y fuego, porque él no significa nada, el que sí es
importante es quien viene detrás, Jesús el salvador, redentor, el Emmanuel. Así
también en la parábola Jesús se queda en segundo plano, se aparta para dar paso
al Padre, Pone al Padre por delante y en la manera cómo trata a los hijos por
delante, pero en nuestra vida real se encuentran las dos voluntades e
intentamos hacer predominar nuestra voluntad por encima de la voluntad del
Padre, i ¿qué pasa? Padre dame la herencia que me largo, en esta cuaresma
estemos muy atentos, hermanas y hermanos en este fenómeno que hay en nosotros,
aprendamos a distinguir nuestra voluntad de la del Padre, y como con Dios
podemos dialogar le podemos preguntar ¿Es tu voluntad, o es la mía? Y
recibiremos una respuesta en nuestro interior en nuestro corazón que nos dirá. No,
mi voluntad es tal. Pero si no entiendo de qué va tu voluntad, es igual, la
voluntad de Dios se desenvuelve entre oscuridades nuestras, le da igual, en fe,
en confianza en el amor de Dios, fe en la presencia, amor y voluntad de Dios
que es todo amor por nosotros, si tengo la confianza de que su voluntad es una
voluntad amorosa, de amor para mí, aunque yo no vea claro.