el espíritu Santo como ámbito divino, hay que
considerarlo como capaz de relacionarse con nosotros personalmente, por eso podemos
hablar de que se derrama en nosotros como un perfume que invade cuerpo y alma
produciendo en nosotros sus dones como
medios de nuestro proceso de
santificación, los 7 dones santificantes: ( sabiduría, entendimiento, consejo,
fortaleza, conocimiento, piedad y reverencia) y
además promotores de aquellas aptitudes o habilidades ,que dan un nuevo brillo
a la vida del cristiano. que
originan actos de servicio a la comunidad humano-cristiana que promueven la
santificación del prójimo.
El Espíritu Santo, al acoger nosotros la
salvación de Jesús, produce estos efectos en nosotros porque es la promesa del
Padre que recibimos gracias a la glorificación de Cristo.
Cabe distinguir esta promesa como definitiva para
la humanidad, como el instrumento divino que nos puede abarcar a todos, para
que, a través de los siglos, en tanto lo aceptamos y acogemos, produzca nuestra
mas profunda transformación interior.
Aquí Dios ya no selecciona unas personas para
darles una misión, como ocurría antes de la venida de Jesús, ahora en nuestro
tiempo su manifestación está dispuesta a alcanzar toda la humanidad.
Precisamente cuando se va a producir la pasión
muerte y resurrección de Jesús es cuando éste nos habla más del Espíritu:
“No había espíritu porque Jesús todavía no había
sido glorificado” (evang. Juan 7,39)
“El Espíritu Santo nos conducirá a la verdad
plena” (Jn.16,13)
Sin eso no tenemos claridad de criterios
“El que nos irá recordando cuanto Él ha dicho”
(Jn. 16 14.)
Sin eso no se hubieran escrito los evangelios
No tenéis capacidad para cumplir la misión que
os encomiendo:
“El es nuestro consolador y defensor “ (Jn 16, 7)
“No salgáis de Jerusalén hasta que hayáis recibido
el espíritu” (Hs. 1,4)
El Espíritu.S. mantiene en nosotros la
presencia y misión de Cristo
“No os dejare huérfanos” ( Jn.14, 16 a 18)
“El Espíritu Santo el que convence al mundo de
pecado” (Jn. 16,8)
Canvia la orientación de nuestras vidas.
Quien crea en Jesús y lo acoja “Convertíos y recibiréis
el E.S“ (Hs. 8, y 2,38,39
Solo activando esta acogida de Jesús, dejando
nuestro infantilismo, podemos experimentar los efectos del Espíritu Santo, que
ya recibimos en el bautismo, y en la confirmación nos dispuso para la vida
adulta en el Espíritu.
Vemos ahora que condiciones ha puesto en
nosotros por creación: Nos dice su palabra que somos hechos a su imagen y
semejanza, por lo tanto, libremente responsables de nuestras acciones, con
capacidad de elección por aquello que más nos interesa, conscientemente.
Nuestra capacidad de amar ejercida en nuestras
relaciones de amor, misericordia, sintonía y la amplitud de nuestro amor, nos
conduce a una alianza, un compromiso fundado en el amor mutuo entre Dios que
tiene la iniciativa y nosotros que le correspondemos al escogerlo libre,
consciente, voluntariamente, aceptando de la comunidad de fe su oración personalizada
para cada individuo
Para que el espíritu se le manifieste en
plenitud.
Tanto como hemos sido capaces de desarrollar
estas características hemos alcanzado nuestro desarrollo adulto desde el punto
de vista espiritual, y hemos dado al Espíritu Santo la libertad para manifestarse y actuar libremente
en nosotros.
Juan XXIII pidió a Dios en nombre de la
iglesia un nuevo Pentecostés y nos invitó a todos que nos uniéramos a su
oración, al convocar el concilio Vaticano II, y Dios ha respondido con la
renovación carismática, para realizar esta puesta al día de la Iglesia.
Dios tiene su manera de atar cabos y a veces
no entendemos como Pedro no entendía porque Jesús le quería lavar los pies , y
le tuvo que decir que lo entendería más tarde Jn.13,7)
Voy a deciros como me ocurrió a mi esta manifestación
del Espíritu: Yo solo tenia deseo
sincero, pero ni sentimiento, ni consuelo, ni ilusión, solo anhelo sincero, en
el momento que oraron por mí, no experimente nada especial, pero luego por la
tarde, empecé a tener luz, a ver, a entender a alegrarme.
¿Para que esta efusión?
Para dar un nuevo impulso, nueva fuerza a la
vida espiritual de cada uno, con una aceptación consciente de lo que Jesús ha
hecho por mi reforzando nuestro compromiso bautismal i de confirmación. De ahí
que el cristiano es santo en su vivir, en el desarrollo de su vocación: santo
sacerdote, santo padre de familia, santa maestra, santo músico, santo
carpintero, santa peluquera santa modista, santo político, santo estudiante, santo
comerciante… Es el cumplimiento de la profecía de Joel “ sucederá en aquellos días…” (Joel, 3.
1-5. Y Hs.2,17)
Los efectos en ocasiones espectaculares de la
presencia del Espíritu Santo en algunas personas, mueven a los que tienen una visión superficial
he interesada de los hechos a una especie de magia que se puede comprar, pero
un tal Simón que quiso hacer un trato de este tipo con Pedro ese lo reprendió enérgicamente.
A nivel comunitario el Espíritu actúa despertando
carismas en persones concretas como servicios a la comunidad o individuales
como oración de intercesión, profecía, oración en lenguas, visiones
de lo que el Espíritu está haciendo en un
momento dado, discernimiento comunitario, descubriendo problemas morales,
sanando problemas de salud física y moral, palabras de conocimiento, asignación
de misiones pastorales, desvelar vocaciones, dones gratuitos que acogemos con
gratitud y humildad (1ª Cr. 12,7 y 11. EF,2,22) Muy convenientes para la
evangelización.
Tengamos en cuenta no desacreditar los
carismas, por vanidad, celos, preferencias, envidias, o ahogar el Espíritu por
miedos mentiras.
Proceso de santificación suele ir acorde con
aumento de manifestaciones carismáticas, o el paralelo, pero no siempre como
cuando habló l burra de Balaal, o el sumo sacerdote impío.
Pero es cierto
que a más santificación ,corresponde menos obstáculos para ejercer los
carismas.
El Espíritu Santo es el Espíritu de
Jesús, así pues Cristo nos muestra cómo
caminar en espíritu, y acogemos sus palabras que dicen “ Sed santos como yo soy
santo” y eso se hace con el soporte de
la fe la esperanza y el amor, el entregarse, abandonarse en los brazos del
Padre, y obedecerle en lo que nos dice.
Confiad en Jesús Su Padre y el Espíritu (Jn.
16,23 y Lc. 11,13) Lo que pidamos al
Padre en el nombre de Jesús se nos concederá, y cuanto mas el padre os dará el -espíritu Santo.
¿Qué nos dice hoy su palabra además de todas
las que ya hemos citado tan grandiosas?
(Jeremias, 29,11) “ mis pensamientos son
pensamientos de paz y no de desgracia , de daros un porvenir de esperanza. Me
invocareis y vendréis a rogarme y yo os
escucharé, me buscareis y me dejaré encontrar de vosotros… os sacaré de todos
vuestros lugares de cautiverio. Amén"