Después de dos
testimonios de profanaciones del sagrario y custodia, queremos dejar claro ante
el mundo que nosotros apostamos por ti, tú el que ha sido crucificado por
nosotros, hemos cambiado, Señor i ahora apostamos por ti, ahora estamos
contigo, ahora te amamos, acogemos tu amor, te amamos des de lo profundo de
nuestro corazón, estamos a tu lado, estamos compartiendo tu dolor, estamos
compartiendo este deseo tuyo de conversión de todo el mundo. Pedimos perdón al
Señor, estaremos en silencio con el corazón unido al Señor, mirémosle a los
ojos y veamos a un Dios que sufre. Compadécete de todas nuestras torpezas, apiádate
de nosotros, libéranos, de todo mal que haya en cada uno de nosotros libéranos
Señor, i llévanos a tu gozo, a tu paz, ten misericordia de nosotros Señor ten misericordia,
te lo pedimos Señor, cuantas veces me he alejada de ti, he pasado de largo ante
tantos momentos , ante tantas persones, ante mí mismo corazón, me ha costado
enfrentarme a él, he pasado de largo, y tú te has parado, has estado conmigo,
nunca me has abandonado, te pido perdón por cuantas veces te haya ofendido de
pensamiento, palabra, obra u omisión.
Sabemos señor que tú
nos has redimido , nos has salvado, por eso traemos a tu presencia a esas
persones que no creen que se alejan de ti día a día, para amarte, confiamos en
tu amor, que estas derramando sobre todos los corazones, pero necesitamos la
fuerza de tu Espíritu para que nos
fortalezca cada día, y haya nuevas conversiones, ahora le decimos a los
cristianos que sean cristianos de verdad, auténticos, convencidos para que
nuestro ejemplo anime a otros a alabar, adorar y creer en el Señor. Por las
veces que no lo hemos hecho por las veces que no lo hicimos bien te pedimos
perdón Señor. Gracias Señor por esa fuerza para levantarnos, para ir hacia ti,
para ir a tu corazón, para ir a ti que siempre estas con las manos abiertas,
danos esa fuerza, y la sabiduría para saber que hacer; nos estas esperando,
gracias Señor,
Que bondad es la
tuya Señor, es de padre y de madre, por eso cuando pecamos , cuando nos
alejamos, cuando nos vamos, de tu casa, pensando en otras coses, nos sales cada
día a la Puerta a esperar, como hiciste con el hijo prodigo cuando estaba
pensando como lo tenía que hacer, y tú no lo pensabas, lo hacías, salías a la puerta,
así haces con cada uno de nosotros, cada día en cada momento, sales a la puerta porque sabes que estamos
llenos de imperfecciones llenos de pecado llenos de ofensas, nos cuesta ser
Cirineo para los demás, muchas veces me cuesta hacer de cirineo, y muchas veces
me digo ¿porque yo? Tantos que vienen y yo que vengo cansada, tengo que
ayudarle a llevar la cruz, a este enfermo a este hermano, señor dame fuerza
ante el dolor, para que sepa dar aquello que tú quieres.
Gracias Jesús y el
Padre porque nos sigues esperando a cada uno de nosotros, una y otra vez, nos
sigues confiado, sigues derramando tu amor sobre cada uno de nosotros no solo
porque somos pecadores y nos reconocemos pecadores, y sabemos que seguiremos
siendo pecadores a pesar de nuestros propósitos, sabemos que nos acoges
siempre, sin límite.
Gracias porque como
el hermano mayor tampoco atendemos, estando en casa los que estamos llamados a
sentarnos a tu mesa a participar de tu mesa a darte gracias Señor, desde que me
conociste, porque a veces tienes que salir a buscarnos, y estamos en casa porque
no creemos en ti porque no confiamos en ti.
La semana pasada
pedimos el pan de cada día, y ya vimos
que se trataba de abastecernos el Señor de todas las necesidades
materiales y las puso por delante del perdón,
porque sabe que las necesidades materiales
si no las podemos satisfacer son las primeras que nos angustian como
podemos verlo en los refugiados de estos días, si no tenemos que comer si no tenemos techo si
estamos bajo la intemperie, si estamos abandonados o apartados de la familia,
con las relaciones sociales rotas, estamos desamparados, en todas estas
circunstancias nuestra angustia es muy grande, pero el Señor sabiendo esto.
Pone a continuación
el perdonar nuestras deudas como perdonamos a nuestros deudores.
Todos nosotros
hemos sido objeto de ofensas, de incomprensiones, hemos sido objeto de insultos
agresiones, hemos contemplado en la canción previa, como Jesús fue torturado,
como fue llevado hasta la muerte a base de violencia contra Él.
Y es que el hombre
lleva la violencia casi en la sangre, está violento, todos llevamos un afán de
ser nosotros mismos, y cualquier cosa que nos haga sombra la rechazamos, i
cuando ofendemos a alguien es porque de alguna manera nos hace sombra, lo
rechazamos, no coincidimos, no hay sintonía, así se produce la deuda en
nosotros y las hemos de perdonar y reclamar el perdón de aquellas deudas que nosotros
infligimos a los demás.
Ha de haber un cambio
de actitud , un cambio de relación entre nosotros, aquí el Señor nos invita a
que las relaciones entre nosotros sean muy distintas de las que espontáneamente
nosotros tenemos, por eso como espontáneamente tenemos una relación que está
fraguada de deudas, deudores unos con otros, es necesario que perdonemos, que
hagamos las paces, con el que ha sido nuestra oposición, vamos a hacer las
paces por tantas ocasiones de confrontación con otras personas, que es bueno
que reflexionemos sobre esto y nos pongamos a decir : vamos a hacer las paces.
Porque en las paces
encontraremos la alegría, en las paces vamos a recuperar esta sensación de la
presencia y del favor de Dios en nosotros, tanto cuanto en nosotros haya
rebeldía, oposición a los demás, haya enfrentamientos, disgusto respecto a los
demás, a una u otra persona, todas estas cosas nos alejan del perdón de Dios.
Hemos de saber
renunciar a todo esto sabiendo que ahí está nuestro pecado, sabiendo que somos
pecadores, y que somos solidarios en el pecado como somos solidarios en la
gracia, solidario en el pecado en el sentido que estoy malbaratando las
relaciones con mis hermanos, y sé que todos, de una u otra manera estamos
estropeando las relaciones mutuas, ofendiendo o sabiéndonos ofendidos. Pero lo
que sí hago entre nosotros y aquí, como comunidad cristiana, es el estar rechazando
destruir todas estas nuestras buenas relaciones, que las hay.
Son dos vertientes
que tenemos en nuestra vida, crear malas relaciones y generar buenas
relaciones, i las malas relaciones son,
las deudas, signo de las mismas, pero las malas relaciones entre nosotros a
veces se convierten en malas relaciones con Dios, a veces estamos dando la
culpa a Dios de cosas que ocurren en el
mundo cuando la culpa solo es nuestra, pero no acabamos de entender por qué la
culpa es nuestra i se la colgamos a Dios
y decimos ¡Señor porque esta enfermedad, porque esta muerte, porque esta
persona ha nacido deforme, o con síndrome de Daund, o porque los niños sufren y
mueren, porque una guerra totalmente injusta que está desplazando a millones de
personas fuera de su patria!
Y no nos cabe en la cabeza porque se dan disparates
tan gordos, sin embargo en estos que crucificaron a Jesús estaba toda esta
barbarie, sino cómo podía salir toda esta violencia y rabia que había en sus
corazones, se desfogaron y la echaron contra Jesús, ¿No es la rabia que tiene
mucha gente hoy en día,?¿ No es la ira, el odio, el no quererse entender unos
con otros? Porque no les da la gana por un amor propio, un orgullo propio, una
soberbia autentica, rechazan el amor por quedarse con el odio, y en
consecuencia la violencia.
En un año en España
han sido más de sesenta mujeres que han muerto en manos de su pareja, la
violencia de sexo, otro de los grandes temas que tenemos hoy en día depende del
no entendimiento, amor y odio se mezclan con el sexo, y en ello “yo te amo te quiero,
pero como tú me rechazas, no estás de acuerdo conmigo entonces yo te agredo”, y
se da la violencia por la disconformidad de unos con otros; el pecado del mundo
está ahí hermanos, y nosotros estamos compartiendo el pecado del mundo.
Poco más, poco
menos, cada uno de nosotros sabe cómo, estamos compartiendo el pecado del
mundo, por eso el proyecto de Jesús es el proyecto del perdón, perdonaos unos a
otros por favor, entonces estaréis preparados para recibir el perdón de
Dios.
En el momento que
nosotros nos sentimos humildes, pecadores como todos los demás estamos
preparados para el perdón de Dios.
Al sentirnos
solidarios en el pecado no somos distintos, no vamos a tener una vergüenza
especial por confesar nuestro pecado ya que no es nuestro en exclusiva este
pecado, y eso hace que podamos alcanzar, por una actitud de humildad, por una
actitud personal de pobreza, por sabernos pobres, por sabernos pecadores podamos
alcanzar estar en condiciones de presentarnos delante del Señor y pedirle
perdón, porque también somos pecadores, participamos de la masa del pecado del
mundo.
Recordad aquella
parábola del fariseo y el pobre publicano que lo hemos visto recientemente en
la eucaristía; el publicano pide perdón y se da golpes al pecho rechazando su
pecado, se reconoce pecador está en el conjunto de pecadores, en la sociedad de
los pecadores, el otro se cree muy bueno y que cumple muy bien pero desprecia
al publicano, i en esto está su pecado, pero como no lo reconoce no da ocasión
al perdón, en el lugar del publicano esperamos gratuitamente la misericordia de
Dios, Dios no nos va a exigir ningún esfuerzo especial para darnos su
misericordia para darnos su perdón.
La voluntad de Dios
en esto es que seamos felices, positivos, optimistas, constructivos, por tanto
como nosotros renunciamos al pecado, nos volvemos a incorporar plenamente en
este plan de Dios, en positividad, constructividad, optimismo, felicidad
limpieza de corazón, y en ello el Señor pretende que crezcamos espiritualmente,
a partir de la humildad a partir del perdón del Señor en nosotros, y dentro la
cuaresma en esta semana vamos a un acto penitencial, en el que entraremos con
la actitud de que nuestro pecado es como
el de muchos otros , porque dependen de nuestra condición humana; y me acerco a
Dios para suplicar su misericordia su perdón, ya que yo estoy dispuesto a perderme
del todo en la voluntad de Dios.
Se me ha ocurrido
esta tarde pensando en esto en oración que la negatividad y el pesimismo el
odio, y la aversión y el separarnos en el aislamiento que favorece la
contraposición con los demás como desde una jaula, cuando no nos comunicamos
con los demás de manera positiva, de manera amorosa, estamos encerrados en una
jaula, estamos en solitario, nos estamos destruyendo a nosotros mismos, el
pecado es destructivo, totalmente destructivo, nuestra construcción espiritual
, en valores humanos no es posible en la línea del pecado. Tanto cuanto nos
apartamos del pecado y vamos al perdón de Dios a la acogida y aceptación del
amor de Dios y de los planes de Dios así salimos de nuestra jaula, y entramos
en la relación amorosa con la obra de Dios que sois vosotros, cada uno de nosotros
con respecto a los demás, entra en la dinámica del evangelio, “perdónanos como
perdonamos”.
Tengo que perdonar
al que me considera un extraño, que no cuenten conmigo para tal o cual cosa; a
Jesús le consideraron un extraño, y precisamente por eso no les dolió
crucificarlo, ellos creyeron que estaban cumpliendo un deber, moral incluso, o ético,
crucificando a Jesús, porque este es un embustero, se ha creído hijo de Dios, ¿no
es el hijo de José y Maria, y que tiene
sus parientes en Nazaret, como ahora pretende hacerse igual a Dios,? Por lo
tanto, es un impostor, y nos lo sacamos de encima con toda la rabia que
llevamos dentro, rabia que se produce en sentirse engañados, sin llegar a
examinar a fondo las causas para asegurarse si hay o no engaño.
Lo consideraron un
extraño algo que no entendían, a nosotros nos pasa en ocasiones también mucho,
hablado contigo a lo mejor no nos entendemos no sé qué quieres decir cuando
explicas una cosa, y entiendo una cosa distinta de la que dices, y nos armamos
unos líos tremendos, y nos liamos hasta en familia, y solos, yo quiero, dice A
y entiendes B, y entonces protestamos y empezamos a echarnos los trastos por la
cabeza porque no nos entendemos, no sabemos la causa porqué.
El mismo Dios no
entendió lo que su Padre le decía, si Dios era Dios y no entendía lo que su
Padre le estaba mandando, y ya lo tenía anunciado, si un Dios duda, un granito
de mostaza al lado del amor de Dios, del propósito de Dios tenemos que tener
más dudas que Dios, y él, en medio de las dudas fue donde vio la mano del Padre
que le traía la bendición, aquel momento fuerte de su vida , pero él renunció, si es posible que pase, pero no la podía
abrazar porque le faltaba fuerza, pues nosotros también, muchas veces nos falta
la fuerza porque estamos en la jaula, y en el momento que salimos nos molesta
el aire nos molesta el hermano, la mujer , la suegra, todo nos molesta, nos
hemos acostumbrado a una jaula pequeña, con un palito donde nos apoyamos, pero
lo importante es cambiar nuestro interior.
Pero Jesús vino a
darnos el equilibrio, todos hemos tenido momentos de desequilibrio es decir de
nerviosismo, de desconcierto, de querer tirarlo todo por la borda, hemos tenido
momentos en los que todo el mundo nos ha caído encima, y eso porque estamos
desequilibrados no vemos cada cosa en su lugar, porque se nos ha ido la
imaginación i se nos ha desbocado, el pensamiento o los sentimientos, la
afectividad, cuando el afecto se desboca mirad lo que hemos comentado de los
asesinatos de pareja, que crea una oposición, una cosa insoportable y hay la
agresividad como consecuencia.
Nosotros podemos
ser así, tenemos desequilibrios, no solemos ponderar las cosas y verlas con
toda ecuanimidad, i serenidad dando la
importancia que tiene a cada elemento; a nosotros se nos dispara la importancia
de una cosa, la ponemos en primer plano
y realmente no es tan importante; estas diferentes maneras de valorar
nos producen desequilibrios, a veces el
desequilibrio está en la falta de salud, que a la vez lo genera en nuestros
intereses preferentes, el Señor pues viene a traernos salud porque su falta
también tiene el origen en el pecado.
Y luego el Señor
quiere traernos el bienestar, todo esto es su voluntad en tanto nosotros somos
capaces de crear unas buenas relaciones con los demás y con Dios, a base de
saber perdonar nuestras deudas.
No nos dejes caer en la tentación, y librarnos de todo
mal. Mundo demonio y carne son los tres ámbitos de
donde proceden las tentaciones, la mundanidad en el ocio el fatuo de este
mundo, toda la ficción y falsedad que hay en este mundo todo esto nos hechiza a
veces, nos divierte, y esto es el mundo, y por ahí damos rienda suelta nuestra
vida, despilfarrando, malgastando, y por ahí nuestra vida se vuelve muy liviana
muy mundana, nuestra vida no debe ser mundana para servir al Señor, por
supuesto.
El demonio nos
tienta, influye en nuestra imaginación , en nuestra sensibilidad, y en esta
influencia pone la tentación, y entonces nos hace pensar cosas que non son
correctas, que son mentira, y en la
tentación nos induce al suicidio, el diablo siempre busca nuestra muerte a través
de mentiras, es el señor de la mentira
incluso a veces simulando un ángel de luz como dice San Ignacio en los ejercicios,
simulando que es una cosa muy agradable lo que nos ofrece, pero es para
perdición, para muerte, eso requiere el discernimiento espiritual.
La carne : las
apetencias de la carne, todo lo que es
satisfacer las necesidades corporales es correcto, pero a veces las apetencias
corporales se disparan, por ejemplo me veo muy gorda quiero estar más delgada,
no como para no engordar, es un tipo de obsesión, otro tipo es que me están persiguiendo,
y siempre voy por la calle mirando atrás, u otra obsesión , respecto al sexo
siempre insatisfecho, o respecto a la comida afán de comer sim medida, cuando el cuerpo dejamos que
pierda su equilibrio es cuando se despiertan esas necesidades que siempre piden
más, sin límite, de manera totalmente desequilibrada, esto es un tipo de
tentación.
Pedimos al Padre
que no nos deje caer en tentación , que nos de la fortaleza para que ni ante el mundo ni ante la carne ni
ante el diablo cedamos, él nos da fortaleza, coraje voluntad para que no
caigamos en estas tentaciones, porque la voluntad del Señor es librarnos de
todo mal, librarnos de la falta de los bienes materiales para nuestro progreso
en esta vida, liberarnos de las malas
relaciones con los demás, no teniendo deudas entre nosotros, ni con Dios, ni de
caer en la tentación que es una manera también de disfunción en nosotros, una
manera de perder el equilibrio, de perder el norte.
Con esto acabamos
el “padre nuestro”, tengamos en cuenta esta reflexión, para cuando lo recemos
podamos ver la profundidad que tiene, y que quiso decirnos Jesús al enseñárnoslo,
una formula muy breve pero que tiene un contenido que abarca toda nuestra vida.