Me sabe mal los
disparates que se hacen en política , y entre los jueces.
En general no los
hay suficientes para hacer las coses bien hechas, cuando en el parlamento no
hay voluntad en una parte del mismo, o
en un ámbito más amplio, en hacer planteamientos
realistas, los que han de hacer las leyes para gobernar al pueblo con justicia e imparcialidad,
Las controversias
interesadas entre parlamentarios hacen
inutil y superfluo el parlamento, porque no regulan la actividad el pueblo de
forma equilibrada, motivo por el que se les ha escogido para que en sintonía
con el pueblo regulen su conducta, y en lugar de hacer este Trabajo como son
ineficaces han de imponer sus partidismos a través de los jueces. Y se impone el descontento social.
También el poder judicial está corrompido , y no
siguen los criterios que deben regir este estamento atender y clarificar cuales
son las obligaciones individuales en favor del bien social, como por
ejemplo la obligación de evitar contagios
en una pandemia, a partir de las medidas que se proponen desde los responsables
políticos asesorados por los expertos en salud pública.
Y disparate mas
gordos cuando los jueces no se enteran
de lo más elemental entre deberes y derechos como en el caso de no respetar la vida humana
en gestación cuando la obligación es
conducirla a un nacimiento normal y el cuidado materno subsiguiente , el
derecho está en gestionar el desarrollo de los hijos , no en asesinarlos en el
seno materno. Y declaran legítimos derechos que no corresponden a ningún deber u
obligación o acogen manifestaciones ,no solo jueces sino también políticos, que
atacan a los medios laborales de otros ciudadanos sin motivo justificado como
romper escaparates y entrar al saqueo de tiendas , grandes almacenes o centros Comerciales,
o los botellones nocturnos que alteran
el descanso de otros ciudadanos, o por exceso de alcohol u otras ingestas,
agreden y recalentados por los excesos violan
a otros ciudadanos inocentes. No hay ni leyes ni fuerzas de orden público ni
sentencias que sean capaces de parar estos desmanes. Las autoridades cívicas,
políticas, y judiciales, no detienen los abusos de la ambición en contra de la
debida distribución de bienes y la recompensa que los esfuerzos laborales de la
población exigen en justicia, así como el derecho a una vivienda digna que
permita el correcto desarrollo de la gente, en conocimientos habilidades,
preparación, vestuario y alimentación, descanso, creación de familias, en un
ámbito distendido y seguro, donde los hijos suban felices y responsables
teniendo garantizados sus deberes y derechos que les correspondan en cada
momento.