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jueves, 4 de enero de 2024

CONTEMPLANDO LO QUE EL ESPÍRITU HACE EN MI VIDA.

 


Espíritu santo, fuerza de mi vida, hoy vuelvo a darte gracias.

Gracias porque me colocaste en este universo para que yo haga un camino, para que aprenda a amar, para que descubra tu amistad día a día.

Gracias porque estás conmigo en todo lo que me pasa, y me Ayudas a aprender algo de cada cosa que me sucede.

Gracias porque quieres transformar todo mi ser con tu vida divina.

Gracias porque cada día es una novedad, porque siempre hay nuevos signos de tu amor, porque siempre me invitas a algo más.

Cuando se abre mi mente y mi corazón puedo recibir maravillas de tu ternura y siempre me llamas a volver a empezar.

Gracias Espíritu Santo.

Ez. 36,25. Derramare sobre vosotros una agua pura para que seáis totalmente puros de lo que os está manchando y os purificaré de todo aquello que deseáis fuera de mi.

Tengo que retirar de mi vida las cosas que me manchan, no emplear tiempo en cosas que no aportan nada positivo, videos que no aportan cultura y sí un erotismo inútil, y cuando estoy cansado del trabajo hacer cosas útiles  diferentes en casa.

Deseos que se hacen voluntad: convivir en paz es nuestra oferta como signo de amor.

Avanzando hacia la verdad, con el corazón abierto a la esperanza de una nueva creación.

La garantía es Cristo resucitado.

El señor favorece nuestra vida como testimonio del amor que nos tiene, y encontramos en ello la alegría.

Somos salvados al reconocer su amor y gozar de su alegría.

Jesús nacido en Belén es el representante de la fidelidad del Padre, que ha germinado de la tierra, y el Padre que se lo mira desde el cielo es todo ternura y bondad hacia Jesús.

Pero hay más y es que nosotros hemos sido incorporados a Cristo, y en nosotros también germina la fidelidad al Padre, y él nos cubre con su ternura y bondad, que nos Llena de gozo y coraje.

 Y nuestras relaciones mutuas se llenan de estos sentimientos de Dios y nos sentimos hermanados y colaboradores, en paz, confiados en que cumpliremos el designio de Dios sobre nosotros, en el desarrollo de nuestra vida cotidiana, en cada acción atentos al Espíritu en quien vamos descubriendo la voluntad de Dios en los momentos concretos de la vida.

Él nos va conduciendo y renovando en el transcurso de la vida

Mientras vamos afrontando nuevas experiencias, que  proceden de los cambios de nuestro cuerpo y del desarrollo de nuestra conciencia; nuestro modelaje es constante por lo que constantemente afrontamos  situaciones nuevas, que tenemos que pasar por la criba del discernimiento prestando atención a aquello a lo que el Espiritu dice a nuestra conciencia, porque nuestra ley, más exigente que la de Moisés , la detectamos en nuestro corazón , donde  Dios la ha puesto.


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