Espíritu santo, fuerza de mi vida, hoy vuelvo
a darte gracias.
Gracias porque me colocaste en este universo para
que yo haga un camino, para que aprenda a amar, para que descubra tu amistad
día a día.
Gracias porque estás conmigo en todo lo que me
pasa, y me Ayudas a aprender algo de cada cosa que me sucede.
Gracias porque quieres transformar todo mi ser
con tu vida divina.
Gracias porque cada día es una novedad, porque
siempre hay nuevos signos de tu amor, porque siempre me invitas a algo más.
Cuando se abre mi mente y mi corazón puedo
recibir maravillas de tu ternura y siempre me llamas a volver a empezar.
Gracias Espíritu Santo.
Ez. 36,25. Derramare sobre vosotros una agua
pura para que seáis totalmente puros de lo que os está manchando y os
purificaré de todo aquello que deseáis fuera de mi.
Tengo que retirar de mi vida las cosas que me
manchan, no emplear tiempo en cosas que no aportan nada positivo, videos que no
aportan cultura y sí un erotismo inútil, y cuando estoy cansado del trabajo
hacer cosas útiles diferentes en casa.
Deseos que se hacen voluntad: convivir en paz
es nuestra oferta como signo de amor.
Avanzando hacia la verdad, con el corazón
abierto a la esperanza de una nueva creación.
La garantía es Cristo resucitado.
El señor favorece nuestra vida como testimonio
del amor que nos tiene, y encontramos en ello la alegría.
Somos salvados al
reconocer su amor y gozar de su alegría.
Jesús nacido en
Belén es el representante de la fidelidad del Padre, que ha germinado de la
tierra, y el Padre que se lo mira desde el cielo es todo ternura y bondad hacia
Jesús.
Pero hay más y es
que nosotros hemos sido incorporados a Cristo, y en nosotros también germina la
fidelidad al Padre, y él nos cubre con su ternura y bondad, que nos Llena de
gozo y coraje.
Y nuestras relaciones mutuas se llenan de
estos sentimientos de Dios y nos sentimos hermanados y colaboradores, en paz,
confiados en que cumpliremos el designio de Dios sobre nosotros, en el
desarrollo de nuestra vida cotidiana, en cada acción atentos al Espíritu en
quien vamos descubriendo la voluntad de Dios en los momentos concretos de la
vida.
Él nos va
conduciendo y renovando en el transcurso de la vida
Mientras vamos
afrontando nuevas experiencias, que
proceden de los cambios de nuestro cuerpo y del desarrollo de nuestra
conciencia; nuestro modelaje es constante por lo que constantemente
afrontamos situaciones nuevas, que
tenemos que pasar por la criba del discernimiento prestando atención a aquello
a lo que el Espiritu dice a nuestra conciencia, porque nuestra ley, más
exigente que la de Moisés , la detectamos en nuestro corazón , donde Dios la ha puesto.
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