¡Ámame, Señor!, ya no tengo nada;
todo lo que hice y cuanto soñé,
lo vivido, amado y hasta disfrutado,
todo se me fué.
Como entre los dedos se escapa el agua
todo ha resbalado, ya no tengo nada.
Ámame, Señor, yo te necesito;
no puedo decirte: te traigo mi amor.
Vengo con pobreza, con manos vacías,
vengo ¡tan pequeña!, vengo tan dolida...
¿qué te voy a dar?
Vengo como nada,
vengo a recibirme por Tí regalada.
Aires de tristeza y de turbación
atacan mi alma.
Si Tú no me tomas,
si Tú no me llenas,
si Tú no me avivas,
si Tú no me amas,
¡me daria por muerta!
Si Tú no me amaras...
¿Es eso posible?
Sé que no lo es, no te contradices;
Tú ERES EL FIEL.
Ésa es mi esperanza,
de la fe, mi apoyo.
Tu amor es el agua que corre en mi arroyo,
que cae hasta el fondo y llena mi pozo,
que me saca a flote y hará que de nuevo
tu luz, tu calor y tu vida, brote.
En lo que Tú eres reposa mi alma,
me quedo aguardando.
Como el niño chico duerme en el regazo,
como niño chico, dormiré en tus brazos.
Ámame, Señor, que soy como un niño,
me asusto enseguida,
me siento impotente y temo el peligro.
Soy niño "reviejo" por lo que he
vivido.
Quisiera ser otro: el del Evangelio,
aquel que, por serlo no tiene derecho
pero que, por serlo,
se le dan de gratis los Bienes del Reino.
Como el niño chico duerme en el regazo,
como un niño pobre, dormiré en tus brazos.
vICTORIA
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