Somos fieles a la naturaleza humana con el trabajo que
beneficia a la sociedad, hecho con interés y , ilusión y eficacia, trabajo bien
hecho productivo o rentable en favor de la gente.
Por vocación el Señor da a cada uno unas cualidades habilidades
temperamento, que el ámbito familiar y social
ha cuidado de desarrollar, pero incluido en el plan de la voluntad de
Dios.
¿Por qué el Señor ha previsto para mí todo esto? Porque en
el plano de conjunto, en suc corazón me ha visto situado aquí en los trabajos
que estoy haciendo el entorno familiar
laboral y social en el que me muevo.
Dios se alegra de verme situado donde estoy y del hecho que
yo esté realizando su plan de amor, y progreso por la parte que me toca.
La oración en el trabajo depende fundamentalmente de si he
acogido el trabajo que el Señor me ha dado o si yo con el corazón egoísta y
vanidoso he escogido lo que no me corresponde distorsionando la voluntad de
Dios.
Cuando uno está en el
trabajo que Dios ha dispuesto para él, luego la oración respeta las diversas
situaciones labores como procedentes de un corazón sencillo y humilde, y su
oración sale fluida, sincera, i eficaz; los éxitos son Gloria de Dios y no del
hombre.
Según tareas, responsabilidades, y ambientes el campo
laboral puede ser motivo de continuadas tentaciones, cuando nace de la voluntad
de uno mismo, pero cuando nacen de Dios solo son un servicio a la humanidad,
nunca la brasa que enciende la tentación.
En otras palabras, cuando el trabajo viene de Dios se nota
la profesionalidad, no hay oportunismo, espíritu de discordia, de
competitividad o reivindicativos, sobre todo cuando uno está en una situación
de privilegio respecto a otros trabajadores y la recta intención en este punto.
No trabajamos por ambición económica, sí para poder vivir
del fruto de nuestro trabajo, y la recta intención en este punto[UdW1] se nota en qué uno dispone de los dineros
responsablemente y siempre en vistas a una utilidad positiva, no por[UdW2] aparentar vanidad o capricho, no para huir de los propios complejos, que en realidad solo se disimulan muy mal.
Trabajamos para vivir dignamente, pero esta palabra es
distorsionada y la dignidad a veces ralla el lujo, o malgastar, la dignidad
está en disponer de los recursos necesarios para cumplir como necesarios para
cumplir la voluntad de Dios.
Todo aquello que exceda de ahí difícilmente es justificable
como dignidad. La dignidad está en el corazón sencillo y generoso, no en el
sibarita y marginador.
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