Conviene orar para que el Señor nos ilumine sobre la verdadera dignidad de la vida y el trabajo
La envergadura y cualidad de nuestro servicio es voluntad de
dignidad auténtica .Orar para que el Señor nos dé el corazón sencillo, paciente
,y generoso que reclama nuestro trabajo.
Las relaciones humanas en el trabajo: Normalmente nuestro trabajo
es trabajo de equipo, va coordinado con otros trabajos, otras tareas, que otros
hacen, las consecuencias económicas también están en relación con las tareas
que otros hacen, que los costos sean proporcionales a un intercambio justo de
bienes. Ni costos excesivamente bajos que creen opresión , ni tan altos que creen
privilegios, no ahogar el mercado ni por reventar precios ni por precios
inasequibles para un público que requiere de estos servicios.
Hay labores y situaciones que superan nuestras
posibilidades, y es un buen punto para reflexionar y reconocer estas situaciones
y saberlas poner en manos de Dios, porque a donde nosotros no llegamos, Él sí llega,
y lo que parecía imposible se supera por gracia de Dios, que hemos de reconocer
por ejemplo la fotocopiadora, entrampada, el contrato en la DGAIA colgado de un
hilo, el despido de Victoria…
Encomendarlo a Dios y él escucha. Tiene un proyecto que
quiere realizar en el hacer de la empresa, y de las personas: Las empresas son
obras de Dios mediante las cuales la riqueza de este mundo llega a nuestras
manos elaborada ,preparada para el consumo en una variedad de presentaciones y
utilidades maravillosa. Es admirable la ciencia de Dios que utiliza a los
hombres para mostrarnos tanta riqueza a través de los siglos, pero sobretodo en
el nuestro. Él es digno de alabanza y estimación digno de nuestra admiración,
digno de que reconozcamos su poder.
Buscamos la justicia en la fe y no en las obras: Creemos que
Dios arreglará nuestras discordias fijándonos en lo que Dios hace en la otra
persona, y no por lo que ha hecho en contra de nuestro criterio (Rom. 9,30 a
32.)
Hay que predicar lo que es objeto de fe. Es agradable oir
anunciar el bien, la palabra de Cristo, lo que origina la fe en nuestros
corazones cuando la aceptamos, porque así aumentara la fe en el pueblo, y eso
nos hace vivir (Rom,10,15 a 17.)
Estimado Javier: La meditación de esta tarde en las
benedictinas ha reafirmado mis convicciones en el camino espiritual hacia la
santidad: La experiencia del Espíritu, la manifestación de Dios en mi, para el
cumplimiento de sus designios: Unir mi querer al de Él,sin que ningún tipo de
estructura ideológica, afectiva, fáctica, me frene.
Básicamente ser receptivos de la gracia, la acción de Dios
en mi, para transparentarlo, por ser yo manifestación de Dios en mi entorno, a los
demás como realización del amor que Dios les tiene.
Gracias por tu reflexión que me da nuevos horizontes en el
camino de la sabiduría o conocimiento de Dios, y en el sentido de comunión con
los hombres como conplementarios en la construcción el cuerpo de Cristo.
Buscamos la justicia en la fe y no en las obras.
Creemos que Dios arreglará nuestras discordias fijándonos en lo que Dios
realizará en la otra persona en fe y no por lo que ha hecho en
contra de nuestro criterio. ( Rom. 9, 30 a 32.)
Hay que predicar lo que es objeto de fe. Es agradable oír anunciar el bien, la palabra de Cristo, lo que origina la fe en los corazones que la aceptan, porque así aumentará la fe en el pueblo, y eso nos hace vivir ( Rom. 10, 15-17)
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