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lunes, 18 de septiembre de 2023

EXCLUSIVISME I PERDÓ

 

EXCLUSIVISME I PERDÓ

Al meu entendre hi ha una deriva del perdó que considero neix del fet de descartar  persones o coses per un motiu o altre , lo que diríem ser selectiu, que no es tracta de  cercar l’àmbit per om ens podem relacionar, per on li podem entrar.

Examinem-nos en com sintonitzem amb altres.

Una cosa es  seleccionar per optar a allò que es mes adequat a una situació , i una altre  es excloure, que o a qui, perquè crec que no sintonitzen amb mi,

¿Ampliem el nostre  horitzó de relacions personals, o el preferim mantenir-lo  de un determinat volum on mi sento còmode.?

Hi ha una relació entre la no connexió amb altres persones i el perdó, entre la imatge que guardem  de qui ens cau malament i el perdó, entre ser aprensiu davant altres persones i el perdó, i es que suposa que en part no acceptem la creació, i així tampoc qui la ha feta; no acceptem lo bo i positiu que hi ha en altres persones i coses  moguts per un interés egoista, i el  egoisme sempre es detestable perque s'oposa al amor.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              

Els arribats a Europa a traves de Lampedusa seran el habitants de la nostra terra mentre nosaltres desapareixem, urgeix dons aquest perdo que acull a tot hom, però també que fomenti la reproducció dels nostres, ja ni ha prou de avortaments i de sols fruir del sexe sense que doni cap fruit.

 

 

 

Lo siento, niño, a ti no te quiero.

 No me encajan tu color de piel ni tu acento. No quiero ver lo que muestran tus ojos. Ese iris de tierra ardiente, de sangre derramada y de orines que se escapan de puro espanto. No quiero que cuentes de dónde vienes, de ese lugar que los tuyos y los míos -nunca seremos iguales- hemos convertido en inhabitable. Tengo que callarte, entiéndeme, no puede haber confusión. Que nadie sospeche que te gusta mojar las galletas en la leche o que te embobas viendo dibujos en la tele. Que nadie piense que, simplemente, eres un niño.

 

Lo siento, mala suerte. Por eso eres la niña que duerme en el fondo del mar Jónico, rodeada de despojos humanos. O uno de esos cuatro críos que se ahogaron ante las cámaras de la guardia costera griega: esperaban que fueran los turcos al rescate. Glups! O quizá eres uno de esos dos pequeños cadáveres calcinados en el Parque Nacional del Bosque de Dadia, frontera con Turquía. Esto es lo que pasa cuando uno se mete donde no debe. Aunque quizá te salvaste, y solo te echamos a los perros o te golpeamos o te rociamos con gas pimienta. Quizá has sido devuelto al infierno, habiéndolo perdido todo. Vaya veranito!

 

Vamos, mujeres italianas, húngaras, europeas todas, ¿a qué esperáis? Ha llegado vuestra hora, tenéis que implicaros en esta lucha. Nuestro mundo -NUESTRO- está amenazado. La caída de la natalidad causará "un colapso total" en Occidente. Tenéis que poner remedio. ¿No habéis oído a Giorgia Meloni, primera ministra italiana, o a Viktor Orbán, primer ministro de Hungría? Ellos lo han dicho claro hace cuatro días, mientras miles de desesperados llegaban a Lampedusa: "Los inmigrantes no solucionan el declive demográfico, invirtamos en la familia".

 

Publicado en el peiodico 17-9-23

Todas a copular! Tenéis que fabricar hijos que pasen por encima de esos que vienen sin nada, que lo arriesgan todo por llegar a nuestra casa. Que solo quieren formarse, trabajar, forjarse un futuro. No los queremos, que se vayan. O que agonicen en las fronteras valladas o que sufran las torturas y las violaciones de nuestros defensores o que se ahoguen ante nuestra indiferencia o que enloquezcan encerrados en cárceles sin ley o que sean esclavizados o que ardan en los caminos.

 

Copulad, mujeres, llenad nuestra tierra de niños y niñas de piel blanca que hereden nuestra forma de vida. Que no se pierdan nuestros más altos valores. Ya sabéis, esos que nos han hecho tan grandes y superiores: el respeto a la dignidad humana, la defensa de los derechos humanos, la libertad, la igualdad.

Está claro que la disminución de natalidad entre la gente del pais es un pecado que hemos de perdonar y corregir, y a la vez acoger a los que vienen de fuera para que integrados a nuestra cultura compartan trabajo y desarrollo, y si tiene añoranza de su pais que vuelvan a él, con lo que hayan adquirido aquí, medios materiales y humanos, para instalarse allí con los recursos que aseguran la subsistencia. 

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