Antes de la civilización grecorromana los hombres se movían
por familias, donde sus miembros se protegían mutuamente y colaboraban en la
subsistencia del clan, tenemos el testimonio de Abraham, Jacob, Moisés.
La situación actual no obliga a eso, sino que es una
sociedad plural donde cada uno es independiente y así busca individualmente su
encaje en la sociedad, y subsistencia.
Los medios que se requieren actualmente para desenvolverse adecuadamente
en sociedad, no se obtienen improvisando como antes, sino a partir de la
posesión de unos bienes, casa o vivienda inteligente acondicionada con los
medios tecnológicos que pide nuestra cultura, fácil movilidad y comunicaciones
para moverse con facilidad.
Todas estas dificultades más las diferencias en sensibilidad,
por ejemplo entre los miembros de una familia, impiden vivir con la holgura
afectivo sentimental que uno necesita; de manera que tanto en pareja como en
solitario uno se procura las satisfacciones que le pide el cuerpo.
Actualmente con la
liberalización moral, y erótica se produce una generalización del fenómeno de
ir por libre en solitario. La religión ya no condiciona la conducta erótica o
moral de esta gente. La sociedad está indiferente a todo tipo de conducta que
afecte a la intimidad individual, y cada uno se siente libre para actuar como
mejor le apetece, sin saberse juzgado por el entorno, porque los comentarios de
la gente en todo caso es que todo el mundo tiene derecho a su ámbito personal,
y a sentirse libre en aquello que le convenga.
Así las relaciones interpersonales son de conveniencia y no
en función de un proyecto común, o comunitario; la responsabilidad personal
como miembro de una comunidad casi ha desaparecido porque ya no se crean lazos
que exijas fidelidad a los compromisos, queda por puro interés de supervivencia
la responsabilidad en cumplir laboralmente, y socialmente.
Con todo hay que tener en cuenta que podemos apreciar
responsabilidades ante un colectivo.
Considero que es en la generación humana donde uno realiza
su mayor satisfacción y por naturaleza se logra la mayor felicidad.
Pero hay acepciones en ser feliz por estos motivos . Cuando
vemos que uno se encierra en si mismo y no es capaz de asumir
responsabilidades fuera de sus intereses personales.
¿Cuánto se puede aguantar esta atracción de la naturaleza
humana? ¿Cuál es el límite en elc control sin que uno salga perjudicado?
Las diferencias entre el impulso lujurioso y la ilusión como
afecto nuestro lo explica el libro de Cristofer Westho exli “El gozo de la belleza”.
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