Episodio de la adultera.
Nos habla de la comprensión y misericòrdia que el Señor tiene con los
pecadores. El Señor rechaza
el espíritu de acusación que a veces brilla
en nosotros, el Señor no quiere que nosotros acusemos. ¿Quien de nosotros no ha sido rebelde
respecto al Señor en
alguna que otra ocasión
o en muchas ocasiones?
Po lo tanto esa rebeldía, ese apartar el Señor, o el no escucharle, ese ir a la nuestra según nuestro capricho y nuestro gusto, como quizás esta mujer a disfrutar de esta vida, sin tener en cuenta nuestra pròpia dignidad, ¡Cuantas veces nosotros no hemos fallado al criterio este de nuestra dignidad como hijos de Dios ! Por lo tanto acusar no es lo nuestro. Vemos que en el mundo las gentes se acusan mutuamente,
y vemos que incluso en las campañas políticas se están acusando; però eso es el mundo, eso no es el cristiano, eso no es de quien sigue a Cristo, quien sigue
a Cristo no acusa nunca.
Está bien que reconozcamos cada uno de nosotros nuestros pecados, los hemos de reconocer, como que no hemos sido fieles al Señor, y cuando reconocemos que no hemos sido fieles, nuestra reacción es pedir perdón al Señor; porque Él el rico en misericòrdia , quien desde la cruz, perdonó a todo el mundo; la actitud de perdón de Jesús
respecto a todo el
mundo, en la mismísima
cruz estuvo presente, tanto que por este acto de perdón,
“Perdónalos porque no
saben lo que hacen”, desde la cruz, nosotros recibimos el perdón de Cristo y de
Dios., porque
Jesús dijo :Yo quiero
la salvación y no la condenación, así pues, como el està requiriendo nuestra salvación, de todos los Hombres, en este
caso era partidario también
de la salvación de esa pobre mujer, que havia caído en
adulterio. Es Dios
de misericòrdia, Dios
de perdón.
Creo que por ahí va la enseñanza de este episodio.
Así pues, olvidémonos de juzgar a nadie, porque en manos de Dios està el juicio de los Hombres.
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