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lunes, 20 de junio de 2016

BENEFICIOS DE LA VIDA EN EL ESPÍRITU


BENEFICIOS DE LA VIDA EN EL ESPÍRITU

El Espíritu Santo requiere que se vaya manifestando cada vez de manera más global e intensa en nuestras vidas, de manera que podamos vivir des de la sabiduría, la luz y el amor que el E.S. va infundiendo en nuestros corazones, en nuestras mentes.

El Señor os dará su E.S.  El E.S. viene a través de Jesús que es quien nos lo envía, El Señor es quien ha prometido el E.S. Yo os enviaré el Espíritu Santo nos dijo Jesús, por lo tanto, es desde el sacrificio y resurrección de Jesús que el E.S. nos es dado, por los méritos de Jesucristo, y no por nuestros méritos.

Hay gente que al experimentar, la presencia del E.S. que nos lleva a una novedad de vida, nos lleva a entender las cosas de una manera nueva i distinta a la manera como lo entiende el mundo; entonces hay gente que en esta transformación interior , este cambio de mentalidad uno se siente huérfano, como diciendo ¿Y ahora yo como me enfronto al mundo desde una posición distinta del mundo, pareceré un extraño, un extraterrestre, ya que podemos tener esta sensación por eso ese canto nos dice: No temáis porque recibir la gracia es una cosa tan grande, pedir el don del E.S es una cosa tan grande, que nos hace distintos del mundo, nos da algo característico, algo que nos distingue del mundo, algo que se nota en nosotros, por lo tanto no temáis, y la consecuencia de no temer es abrir el corazón a lo que recibimos, al E.S., ábrele el corazón, no pongas reparos, no pongas obstáculos, no pongas barreras al E.S. no tengas temores,  no tengas reparos en acoger, la gracia, ¡abre tu corazón del todo! Que Él haga todo lo que quiere hacer en ti, eso es abrir el corazón sin temor a la novedad, sin temor a lo que es el E.S. El amor de Dios nos protege profundamente a todos y a cada uno de nosotros, y experimentad esta protección del amor de Dios, Dios no viene a nosotros para luego dejarnos desamparados, el Señor viene a nosotros y nos protege, Dijo : Estaré con vosotros hasta el fin de los días, está con nosotros, está protegiéndonos, la providencia de Dios está presente en nosotros, como acto de amor hacia nosotros, estos actos de amor que hace Dios respecto a nosotros son de protección, de vida, son de darnos felicidad y seguridad, en esta vida para que podamos en fidelidad alcanzar la vida futura.

No temáis, abrid el corazón, por lo tanto, abramos el corazón al Señor, que es la manera como Él puede derramar todo su amor en nosotros.

Hay una concepción del amor, que es el amor de Cristo que es el amor de Dios, de entrega, no egoísta, es el amor no posesivo, es el amor por el que valoras al otro, le das valor, le das importancia, y nosotros damos valor a Dios al E.S, a su amor, y damos valor e importancia a nuestros hermanos, no hay desprecio, menosprecio, recelos etc. Con respecto a los demás hermanos. No lo hay porque tratamos de ese amor en nuestro corazón que se vierte en los demás.

Es lo que hace el Señor el E.S. al venir a nosotros; Y cuando hablamos con las personas del mundo, se dicen ¿pero eso qué es? Eso es muy raro que tú puedas verter tu amor hacia los demás de manera totalmente desprendida, gratuita, no egoísta, no interesada,

yo te amo, pero no necesito compensación, a este amor que te doy, lo doy gratuitamente porque es el amor de Dios que te lo traspaso, porque soy feliz con este amor de Dios, y por eso te lo traspaso.

Y esto el mundo no lo entiende porque no es propio del mundo, el mundo es comerciante, compro, pero pago, incluso hay quien se ofende de que le hagas un favor, gratuitamente, me ofendo porque ¿Cómo te lo voy a pagar? Me pones en un compromiso, entonces se siente en deuda, pero es que no se trata de sentirnos en deuda, nosotros también recibimos favores de los demás pero lo recibimos en gratitud, no en deuda; es muy distinto de que cuando recibas un favor te sientas en deuda con aquella persona, y no estas agradecida a aquella otra persona, porque te ha hecho un favor, pero se trata de gratitud, gratitud desde el amor de Dios.

Son muy distintas las actitudes del mundo a nuestras actitudes, por eso se habla aquí de que él transforma nuestra vida en estas actitudes vitales que nosotros tenemos, que son actitudes completamente distintas a las que son del mundo. Las del mundo siempre van al yo, yo, yo, ojo que no me desacrediten, ojo que no me perjudiquen en nada, y siempre estamos protegiéndonos.

Desde el amor de Dios no es necesario proteger el yo porque la providencia de Dios me está protegiendo, te está protegiendo Dios desde su presencia en ti, por lo tanto, olvídate de protegerte a ti mismo, olvídate en este sentido. Hay que ser prudente en la vida y no exponerse a riesgos innecesarios, se trata de no tener ninguna obsesión por la propia protección, porque el Señor te protege, Él transforma tu vida, Él te dará la fuerza para amar.

La fuerza para amar no nos viene de nosotros mismos, nosotros incapaces, somos como una vasija de barro vacía, que el Señor va modelando, pero la vasija no tiene nada dentro sino la llenas, él nos dará la fuerza para amar. Eso llenará la vasija vacía, aquellas vasijas de Canná que fueron llenadas de agua, y que el amor de Dios convirtió en vino, símbolo del amor de Dios que se ofrecía a aquella familia, aquella gente que estaba celebrando aquella fiesta matrimonial.

Así nosotros también la fuerza de amar nos viene de que seamos depositarios del amor de Dios, y eso nos enfoca al futuro, quitando el temor al abrir el corazón al espíritu, Espíritu de libertad.

El Espíritu nos da libertad. El mundo , el demonio y la carne, esos tres elementos que se oponen al Espíritu,  son elementos de esclavitud, el demonio pretende nuestra esclavitud y muerte, eso es lo que pretende; el mundo pretende esclavizarnos, el mundo nos dice tu estas a mi servicio, busca que le sirvamos, que hagamos lo que él quiere, nos está invitando continuamente a hacer lo que él quiere, servir a sus intereses, sus afanes, sus ilusiones, sus afecciones, el mundo nos quiere conducir a esto,  pero de eso nosotros somos libres, el Espíritu nos da libertad respecto al mundo, respecto al diablo que nos conduce a la muerte , muerte espiritual y física, y respecto también a la carne, es decir  si nos encerramos en nuestras necesidades corporales y materiales, en nosotros mismos nos estamos volviendo también esclavos de la carne. En este caso no tenemos un espíritu abierto a los demás, de amor a los demás; cuando falta el amor en nosotros nos encerramos en la carne, que es también una esclavitud, es también una sumisión, y el Espíritu lo que hace es liberarnos de estas sumisiones, es un espíritu de libertad, ni seguimos al diablo buscando nuestra muerte, y hay gente que a través de sustancias , desesperación etcétera, tenemos muchos suicidios por ahí, o también por los 7 pecados  capitales son esclavitudes, y tanto cuanto podamos ser víctimas de ellos hemos de invocar al Espíritu que nos libere de este victimismo; por lo tanto el Espíritu nos da la libertad.

Todo este camino del Espíritu que hacemos, un camino a la libertad, hacia el gozo, hacia la fraternidad, es un camino duro, que requiere un esfuerzo, una atención, un reafirmarse en el día a día, si no estás cada día dispuesto a que el Espíritu sea quien controle tu vida, entonces se va enfriando el espíritu y entonces nos cansamos de la vida en el espíritu, de la vida cristiana.

El Espíritu tiene también la misión de fortalecernos en todo cansancio, todo lo que sea un desgaste, o un aburrimiento o algo parecido… Él nos da nuevas alas cada día para volar hacia el cielo azul, El Espíritu como al águila  nos levanta, tomado de la escritura: Como las águilas que remontan el vuelo alto, así nosotros también con la presencia del Espíritu somos fortalecidos, y podemos remontar, i nuestro cansancio desaparece, si dejáis que os de su paz, fácilmente nos cargamos de angustias : por la necesidad de fulano, que ahora no puedo que me encuentro mal, que me duele aquí o que me duele allá, angustias por la familia, que tengo que cuidar de los nietecitos, angustias respecto a la familia  los mayores los hijos… Dejemos que a través de la oración, de experimentar el consuelo de Dios nos dé su paz, abriendo el corazón a Dios con esta con esta confianza. Se nos dice no perdáis vuestra esperanza.

La esperanza nos habla de confianza, a través de esta confianza con el Espíritu, recibimos de Él su paz, nos da esa quietud interior, esa serenidad interior, esta confianza profunda que nos llena de alegría. Brotará entonces la gratitud y con la gratitud, la alabanza a Dios, Él os hablará porque el Espíritu nos habla interiormente, es verdad que brota la alabanza, cuando tenemos la experiencia de esta presencia de Dios, de esta gratitud al reconocer como nos va beneficiando con tantas cosas, lo primero es ¡Gracias! Un corazón agradecido es un buen corazón. En esa dinámica nuestro corazón debe ser agradecido, ya que tenemos fe, ya que le experimentamos en nuestro interior con su luz, su gracia, su gozo, su paz. La gratitud que todo eso provoca nos conduce directamente a la alabanza ¡Que grande eres Señor, que hermoso eres, que precioso eres, que grandes son tus obras, que admirable eres en lo que haces en cada uno de nosotros, es maravilloso es grande es fantástico lo que tú haces Señor! Eso es la alabanza, te lleva la compañía del Señor a la fraternidad, y acompañada del gozo del Señor. ¿Os habéis dado cuenta de lo que da de sí una canción bien meditada? Dos veces oras cantando.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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