Si no sois como niños no entrareis en el
reino de los cielos: Viven en el momento presente, disfrutan de lo que tienen,
piden lo que necesitan en cada momento, esperan que los adultos se lo puedan
ofrecer, continuamente prueban nuevas experiencias que comportan nuevos
aprendizajes.
Una gran variedad de actividades con ganas
y alegría, con interés y coraje, emprendedores con todo lo que hacen, riesgos
poco calculados, no les frenan, si se encuentran en un peligro. Se apresuran en
pedir ayuda; la seguridad está en los adultos, experimentan la proximidad del
adulto como una garantía total en cualquier situación,
El niño vive muy despreocupado de sí
mismo, un Tanto inconsciente, sin que le condicionen los riesgos, que pueden
frenar o impedir aquello que el corazón les pide.
Alegres, sonrientes, atrevidos cuenta con
el amor de los suyos, se acercan a los padres seguros de ser acogido, se dejan
llevar, son conducidos, no quiere estar solos, son comunicativos y sociables,
no tienen un plan propio, su éxito es ser queridos, cuentan sus dudas, sus
intimidades a sus adultos confiadamente, confían en ser siempre acogidos, y
comprendidos, saben que serán corregidos si yerran. Tienen ilusiones que sus
padres satisfacen,
Confianza y amor son las dos fuerzas que
alimentan la vida del niño, no podemos vivir pendientes del pasado o del
futuro, gozamos del presente, de lo que tenemos entre manos dedicados en cuerpo
y alma.
Totalmente confiados pidamos a Dios
aquello que necesitamos en cada momento, y que probablemente él ya lo ha previsto,
y lo tendremos al alcance sin darnos cuenta; la vida se nos hace nueva en cada
momento que nos aporta nuevas experiencias provocando una continua gratitud,
confianza y amor y alabanza a Dios.
Desde una vida simple y sencilla podemos
gozar de esta infancia espiritual,
Si nuestra vida es compleja, complicada no
disfrutaremos de estos beneficios,
A veces nos dan miedos ciertos
aprendizajes. Los jóvenes lo saben todo de todo, los mayores por lo que han vivido
se lo piensan dos veces antes de interesarse por algo nuevo o entrar en temas
al margen de las responsabilidades cuotidianas, temas que pueden provocar pasiones
u obsesiones, o sencillamente que nos apartan de la utilidad cuotidiana, o que la propia
experiencia ya da el conocimiento que conviene, la intimidad juega un papel
importante en ello, intimidad que no existe en los niños.
En la generación mayor, entre nosotros hay
una preocupación por el autocontrol y la evitación de riesgos que traen
problemas, una generación timorata con unas pautas de responsabilidad muy
definidas, estrechas para los que vienen detrás.
Aquí hay mucho a rectificar para ser como
niños, conviene ganar libertad hacia adentro de uno mismo para tener la naturalidad
de los niños y dejarnos de urbanidad y de respetos humanos, conviene situarse
en el lugar que corresponde a cada uno, pasar de los juicios superficiales y ahondar
en lo que es el respeto a los demás.
El evangelio nos aconseja relacionarnos
con la gente sencilla sin complejos, libres, capaces de seguir los impulsos del
corazón sin conflictos y con el buen juicio que conviene para no caer en ninguna
trampa. Una vida que aporte paz y reparta paz entre los semejantes, es la
comunidad cristiana como Jesús la intuyó. Esta paz y sencillez permiten
apreciar y servir a los demás sin que se creen conflictos, porque no buscaremos
relacionarnos con los demás con lo que no necesitan, ni dejaremos de ofrecer lo
que necesitan de nosotros.
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