Podemos ser serviciales,estar dispuestos a
complacer en todo lo que se nos pida, pero esto,no implica la fe.
La fe es un don que reclama la confianza más
allá de nosotros y de las realidades que
nos acompañan. Con sencillez de corazón la pedimos a Dios, único Señor el cual
nos la concede por los méritos de Jesucristo.
Cristo a la iglesia de Laodicea, que
representaba a la Iglesia de los últimos tiempos, que se extiende a través de
los siglos hasta hoy, Le advierte : “Por ser tibio…te vomitaré de mi
boca.”(Apocalipsis 3:16). ¡Qué increíbles palabras! ¿Cuál es el delito, el
pecado inimaginable cometido por la Iglesia moderna? Escucha de Aquel que, por
encima de todo, busca nuestrafe, confianza y entrega: “Porque tú dices: Yo soy
rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú
eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo…
No nos es fácil reconocer en nosotros mismos
esta doble vertiente en la que apreciarnos los bienes materiales cualidades y habilidades,
y por otra nuestros fracasos impotencia, miseria , pobreza,( disimuladas por
mentiras y engaños,) ceguera ( o no entender en profundidad lo que ocurre), y
desnudez, o falta de transparencia.
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno
oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo.”
(Apocalipsis 3:17 y 20).
Este pasaje del mensaje de Jesús no se dirigía
a un mundo perdido que requiere “dejar entrar
a Jesús ”. Más bien, es una llamada directa y
a los creyentes modernos que están recostados perezosamente en la cama de
indiferencia, bastante contentos con ellos mismos y la porción que les toca.
Esta generación ha sido cegada diabólicamente
a la revelación espiritual de que sin una fe ardiente es imposible agradar a
Dios. Jesús está literalmente de pie fuera de la puerta de una iglesia
autosuficiente y autocomplaciente que confía en métodos, estrategias, tácticas
y cambios de paradigma “vanguardistas” tomados del mercado secular.
Él está pidiendo a gritos, “¡Déjadme Entrar! ¡Canbiar
de actitud! ¡Aléjense de esas cisternas
rotas que no ofrecen agua viva! Hago un
llamamiento a un pueblo cuya fe y confianza se mantenga exclusivamente en Mis
promesas. ¡Anhelo un pueblo cuya fe les permita ver lo invisible, creer lo
increíble, y recibir lo imposible!”
¡sin fe es imposible agradar a Dios! Dios se
deleita en mover montañas y
liberar profusamente todos los recursos del
cielo para intervenciones divinas
impresionantes cuando una persona sincera
simplemente se vuelve a Él con feverdadera y apasionada.
La fe ardiente que pide con valentía todavía
abre los cielos, mueve Su
corazón y Su mano, y nos da acceso ilimitado a
recursos sobrenaturales,
milagrosos, inexplicables, inagotables y
sorprendentes. Dios dice: “¡Amo la
fe! ¡La fe me mueve! ¡La fe verá Mi poder y
obtendrá Mi favor!”. Como
pastor en Montreal, sólo necesito dar una
mirada general a los miles de
rostros reunidos un domingo por la mañana,
para recordar los milagros
modernos, las historias y los testimonios que
anuncian con alegría a nuestro
mundo pesimista y escéptico de que ¡la fe que
agrada a Dios!
la Iglesia de la Nueva Vida se ha incrementado
de ser un puñado
de personas, a más de 3500 miembros, en una
parte de Canadá donde pocas
iglesias protestantes han alcanzado éxito.
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