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jueves, 30 de diciembre de 2021

El buen vivir, proyecto de vida con potencial profético

 


 

 

 

Mis reflexiones han surgido en años de contacto con los awajún y wampis, dos pueblos originarios de la Amazonía del Perú cerca de la frontera con Ecuador.

 A la vez se han enriquecido mucho al participar en las labores de la zona pastoral de selva en el Vicariato de Jaén (Perú). 

Existe allí una iglesia local comprometida en el diálogo intercultural e interreligioso con ambos pueblos, que se genera en la práctica común y solidaria para lograr un Buen Vivir. 

Los awajún y wampis tienen una dimensión fundamental de su cultura en común con numerosos

otros pueblos indígenas: su visión integral del mundo o cosmos. Vale recordar aquí que en su comprensión el cosmos es un tejido complejo de relaciones, en las cuales las diferentes partes interactúan continuamente. El filósofo, teólogo y lingüista Carlos Lenkersdorf enfatiza al respecto que la cosmovisión no es sólo "un asunto de la razón, de la mentalidad o del intelecto,     sino que abarca al ser humano en su integridad y por ello también en su corporalidad y en su comportamiento. Por esa razón en castellano hablamos también de cosmo-vivencia".

El Buen Vivir y sus connotaciones éticas

Vale subrayar que el Buen Vivir como lo entienden los pueblos originarios no es meramente
un término descriptivo, sino que tiene fuertes connotaciones éticas. Requiere un sentido comunitario, la práctica de reciprocidad, también en relación con la naturaleza, la solidaridad,
la valoración de la diversidad como un potencial, una riqueza y no como una amenaza, así como también la participación, el respeto y la preocupación por el bien común.

Los pueblos indígenas saben por experiencia que ser coherente y perseverante en la práctica del Buen Vivir es una lucha permanente frente a la intensa influencia de una cultura de consumismo y
de ganancias a cualquier costo con su fuerte individualismo. Requiere empeñarse continuamente en generar un equilibrio vivencial en los diferentes ámbitos de la vida para que todo sea
orientado "hacia la vida en su plenitud."

Con su concepto del Buen Vivir los pueblos originarios nos plantean a todos la pregunta de cómo queremos vivir con miras al futuro, qué valores deseamos tener presentes para que nos orienten en nuestra vida y nuestro actuar diario.

Nos recuerdan de que como personas, sólo podemos crecer en humanidad en la relación con otros y con la Tierra, y que la gestación responsable de las relaciones en comunidad es imprescindible para ello.

El cosmos, un rico tejido de relaciones

Según la convicción de los awajún y wampis, en el gran tejido de relaciones que caracteriza al cosmos, no sólo los seres humanos son agentes ("actúan") sino también los otros seres vivientes, hasta los elementos más pequeños y aparentemente insignificantes. Es interesante notar que la física moderna "supera el esquema rígido de una separación entre sujeto y objeto en relación con el ser humano y la naturaleza, a favor de un conjunto de interacciones multi-relacionales que abarcan el espíritu y la materia, la historia y la naturaleza."

Aquí hay muchas consonancias con el pensamiento de la ecología profunda. 

Thomas Berry y otros autores y autoras de lengua inglesa hablan, por ejemplo, de la Tierra como "community of life", una "comunidad de vida". Con ello buscan ahondar la conciencia de que nosotras y nosotros, los seres humanos, somos parte de esta compleja y rica red de relaciones que hacen posible y mantienen la diversidad de vida en la Tierra. A la vez tenemos un lugar particular en medio de esa red por nuestra capacidad de reflexionar sobre los impactos de nuestra actuación en otros seres vivos, o de prever, por lo menos hasta un cierto punto, las consecuencias de nuestras acciones para ese gran tejido de vida , y de actuar con responsabilidad en la Tierra.

Un amplio conocimiento de las causas y consecuencias de la creciente degradación ecológica de la tierra es imprescindible pero no suficiente para cultivar una actitud respetuosa hacia la
vida. 

Ésta exige a la vez esfuerzos continuos en formar la propia conciencia socio-ecológica y fomentar valores para una convivencia respetuosa de la dignidad de cada persona y del valor propio de los otros seres vivientes, no tratándoles como meros objetos de comercio.
Pide una espiritualidad y educación ecológicas, empezando en familia. Ello es clave para que colectivamente podamos contribuir a superar el maltrato de la vida en las personas y en la Tierra, que tiene una misma raíz: una actitud violenta hacia la vida.

Una ecología integral nos impulsa a superar dualismos y tomar conciencia de que no hay dos crisis separadas  sino una sola y compleja crisis socio-ambiental

Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza" (Encíclica Laudato Si', en adelante: LS, 139)

Lo profético del Buen Vivir

El Buen Vivir, un proyecto alternativo de vida, es una contribución profética de los pueblos indígenas en nuestro tiempo de crisis social y ecológica. Respetados por el rey, los jueces y los sacerdotes.
Pues los verdaderos profetas interpelaban en nombre de Dios el estatus quo. Una característica principal de la protesta profética en la Biblia es que en ella se denuncian prácticas que dañan y hasta incluso destruyen las relaciones en comunidad, socavan la confianza mutua y el sentido de pertenencia y solidaridad al ser profundamente injustas, corruptas, y excluyentes.
Ofenden la dignidad sobre todo de las personas con menos poder social, económico y político,
y por ello más expuestas a que sus derechos sean vulnerados.

Vale resaltar aquí que en varios textos proféticos de la Biblia ya se expresa la conciencia.

El buen vivir, proyecto de vida con potencial profético

 Mis reflexiones han surgido en años de contacto con los awajún y wampis, dos pueblos originarios de la Amazonía del Perú cerca d la frontera con Ecuador. A la vez se han enriquecido mucho al participar en las labores de la zona pastoral de selva en el Vicariato de Jaén (Perú). Existe allí una iglesia local comprometida en el diálogo intercultural e interreligioso con ambos pueblos, que se genera en la práctica común y solidaria para lograr un Buen Vivir. Los awajún y wampis tienen una dimensión fundamental de su cultura en común con numerosos otros pueblos indígenas: su visión integral del mundo o cosmos.

 Vale recordar aquí que en su comprensión el cosmos es un tejido complejo de relaciones, en las cuales las diferentes partes interactúan continuamente. El filósofo, teólogo y lingüista Carlos Lenkersdorf enfatiza al respecto que la cosmovisión no es sólo "un asunto de la razón, de la mentalidad o del intelecto, sino que abarca al ser humano en su integralidad y por ello también en su corporalidad de un continuo crecimiento económico, de un consumo desenfrenado y de una creciente desigualdad social. Todo eso es la causa del estado crítico de nuestro planeta que corre cada vez más el riesgo de un colapso ecológico. A la vez las consecuencias negativas de este modelo económico y del estilo de vida correspondiente ponen en riesgo la paz al interior de cada pueblo y entre los pueblos. 

Vale recordar que el concepto del Buen Vivir de los pueblos indígenas es el fruto de un trabajo cultural continuo y una manifestación de su sabiduría. Como tal es un proyecto opuesto al modelo económico y estilo de vida dominante. Es un proyecto de vida que exige una transformación radical (en el sentido de: hasta las raíces, en profundidad) e integral de lo existente, un cambio profundo del enfoque que orienta nuestro actuar. Pues en la base del concepto indígena del Buen Vivir hay una comprensión de la naturaleza, la Tierra, el "desarrollo" y el "progreso" que difiere mucho de la comprensión dominante; exige pensar de una manera nueva y muy distinta nuestra relación con la Tierra. Interpela las comprensiones y contenidos reinantes en referencia a desarrollo, progreso y bienestar y demanda una reflexión crítica en un diálogo intercultural.

En el Buen Vivir se expresa la protesta y exigencia profética de los pueblos originarios ante el modelo económico y la cultura de consumo dominantes. En el diálogo interreligioso e intercultural se pone de manifiesto que tanto el Buen Vivir como el Reino de Dios apuntan hacia una vida más plena para todos y no sólo para algunos. Ambos son profundamente relacionales.

Con su concepto del Buen Vivir los pueblos indígenas contribuyen decididamente a los debates públicos y búsquedas de caminos para salir de la actual crisis ecológica y cultural y generar una mayor justicia ecológica, climática, intercultural y de género. A la vez, con el respeto debido a las particularidades del concepto indígena del Buen Vivir y el cuidado necesario en no igualar conceptos diferentes, anulando las diferencias, se puede percibir importantes puntos de contacto con las causas principales de múltiples movimientos de la sociedad civil en Europa y a nivel global. Estos movimientos son críticos frente a la civilización actual dominante y buscan contribuir a la generación de una nueva cultura orientada por una ecología integral.

Es alentador percibir cómo a nivel global algo nuevo está surgiendo. En muchos lugares del mundo estos movimientos despiertan y fortalecen la conciencia de las consecuencias desastrosas para la humanidad y los ecosistemas de la tierra, si en el centro de la economía no está la persona y la naturaleza de la cual el ser humano es "arte y parte", sino que se endiosa a dinero y al mercado con sus productos. De este modo se los transforma en valores absolutos a los cuales todo lo demás tiene que ser sacrificado; son ídolos. Las víctimas de esta idolatría son sobre todo los países en el sur global y en estos países de manera especial los pobres.

Ante esta realidad el obispo anglicano Desmond Tutu advierte el peligro de que un lenguaje técnico que se usa a menudo, por ejemplo al hablar de "mitigar los efectos del cambio climático", pueda insensibilizar y hacer olvidar tanto sufrimiento humano y tanta degradación de la Tierra. Sin negar la necesidad de tomar medidas para frenar el cambio climático, Tutu pregunta en forma provocadora:"¿Cómo se adapta el habitante de un barrio marginal  de plástico y chapas de zinc en Manila o Puerto Príncipe frente a los que viven  gracias a las sábanas de  la amenaza de una intensificación de los ciclones? La adaptación se está convirtiendo en un eufemismo para hablar de la injusticia social a escala mundial. Mientras los ciudadanos del mundo rico están bien protegidos de los daños, los pobres, los vulnerables y la población que pasa hambre están expuestos a la dura realidad del cambio climático en su vida cotidiana.

En pocas palabras, los pobres del mundo se ven perjudicados por un problema que no han creado."

Una cuestión de vida y muerte Como Leonardo Boft y otros lo recalcan con insistencia, ante la situación crítica de nuestro planeta, es un cambio de rumbo en las sociedades hacia una auténtica sostenibilidad como cuestión de vida y muerte para la humanidad y toda la Tierra.

 Para lograrlo se necesita una economía al servicio de la vida y orientada hacia el bien común, una economía que según la palabra griega oiconomia deberías ser “el arte de alcanzar una adecuada administración de la casa común que es el mundo entero.” (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, 206).

Al igual que otros muchos pueblos originarios también los Awajum y Wampis luchan por sobrevivir porque su lugar de vida, la Amazonia, está seriamente amenazado por un posible colapso de sus ecosistemas.

Tengamos presente que ella por su gran riqueza de biodiversidad, sus importantes reservas de agua dulce en estado líquido, así como por su función reguladora del clima a nivel global no es solo de gran importancia para los pueblos originarios y otros grupos poblacionales que viven en el espacio Amazónico, lo es también para la humanidad entera.

Eso solo se podrá lograr a través del compromiso común que a nivel global unan a muchas personas y grupos de buena voluntad.

El hecho de que el Amazonas se nutre de muchos ríos pequeños que lo conforman juntos nos puede inspirar y animar.  

Por ello es nuestra responsabilidad común proteger la Amazonio con sus extensos bosques tropicales que conforman el pulmón más grande de nuestro planeta frente a intereses cortoplacistas y miras estrechas que solo buscan la máxima ganancia en un estrecho período de tiempo. 

Es nuestra responsabilidad ,pues para que nuestra tierra sigua siendo también en el futuro un lugar habitable.

Gracias a los muchos ríos pequeños el Amazonas es el gran rio que trae vida a muchas partes.

La situación crítica de nuestro planeta puede ser percibida no solo como una amenaza sino también como una oportunidad a crecer juntos, en la conciencia de que todos somos parte de una única gran familia humana, como se afirma en la carta de la tierra.(Nº 16) En este documento inspirador redactado por hombres y mujeres de diferentes pueblos y culturas de nuestra tierra se dice también que la situación crítica reclama también un cambio de mentalidad   y corazón, requiere también un sentido de interdependencia global y responsabilidad universal. En la carta de la tierra se expresa el deseo profundo que a la vez implica un firme compromiso personal y colectivo “Que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia por la vida; por la firme razón de alcanzar la sostenibilidad, por el aceleramiento por la lucha por la justicia y la paz, y por la alegre celebración de la vida”.

 

Pago 4 - Araguaia amb el bisbe Casaldáliga - Carta Nº86  vida en nuestro planeta.

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