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lunes, 2 de mayo de 2016

PROBLEMATICA HOY DE LA PAREJA HUMANA


Pocos van al matrimonio con la certeza de que han acertado en la elección para su proyecto de vida, con todo,el tiempo pasa y es necesario dar el paso.

En muchas parejas, dada la actual mezcla de culturas y civilizaciones, surgen en la convivencia las discrepancias en la manera de entender la vida, e incluso el proyecto en común, que lo hacen inviable, en la programación de la familia, en la relación íntima de la pareja cuando uno de los dos rechaza esta relación, por temores, aprensiones o conciencia mal formada considerando todo placer deshonesto, o imposibilitando un control de natalidad viable.

Las capacidades del hombre o de la mujer para llevar adelante el proyecto, fallan en muchas ocasiones, tal que uno llega a ser un verdadero obstáculo para el desarrollo correcto de su pareja, en este caso  se da un menosprecio a la dignidad del otro, y una ofensa a sus derechos como persona, se anula la iniciativa de uno de los dos, i se produce una dependencia servil, los sentimientos de aprecio i amor mutuo quedan ahogados, i se desarrollan sospechas, malas interpretaciones  del hacer de la pareja, reproches, discusiones y agresiones, como consecuencia mal rendimiento en el trabajo, e incluso la expulsión, y así cae todo el peso de la economía familiar sobre el cónyuge, se añade en ocasiones dependencias de sustancias tóxicas , que perturban la mente impidiendo buenos discernimientos.

O se produce por parte de uno de los dos una vida heroica, o uno acaba desquiciado.

Es entonces cuando, si se produce la separación, ambas partes quedan beneficiadas, y si hay hijos por medio también ellos.

Cada uno acomoda su vida al desarrollo de su propia personalidad sin los obstáculos de la vida de pareja, asumiendo las responsabilidades que haya dejado la anterior vida de pareja.

También la afectividad es un aspecto importante en el desarrollo y evolución de la persona a la que no podemos renunciar sin ser infieles a nosotros mismos; por esto la opción de nueva pareja con la que la convivencia e intimidad sean fluidas, es un derecho a asumir, por el solo motivo de preservar la salud psíquica y emocional, y mantener la vertiente socializadora de la persona.

La soledad y el aislamiento encierran la persona en si misma, cosa que ni el mismo Dios quiere a no ser que, este lo llame a una vocación especial aportándole las características que requiere.

Así pues es bueno que la Iglesia cristiana  considere estas situaciones para  atenderlos pastoralmente.


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