Regalos de Dios que nos permiten seguirle y actuar en el
mundo por su cuenta y a su Servicio, nos los encontramos, sin siquiera haberlos
buscado, nos vienen desproveidos de cualquier merito nuestro, nacidos del
aprecio a la vida y a la gente surgido en nuestra conciencia.
Los dones son algo permanente que se nos ofrecen con el bautismo, y a traves de otros sacramentos los activamos,
si los conocemos y aceptamos.
Se da, pues, a este nivel y profundidad una cierta captación
de la presencia de Dios en nosotros, que identificamos como el que es autor del
universo, que genera constantemente vida interna en una relación reciproca de
alteridad que llamamos amor, inabarcable por nosotros,digno de admiración,
gratitud, generador en nosotros de un gozo profundo, y promotor de alabanza. A
eso le llamamos Sabiduria.
Procedente de esta misma fuente nuestra visión del mundo y
nuestra actitud ante él alcanza una una profundidad, una amplitud, que no nace
dels esfuerzo del estudio, sinó en la experiència cotidiana, una visión
integradora y globalitzadora. A eso le llamamos inteligencia.
Con esta visión y actitud podemos acumular memoria de la observación de la realidad pròpia y del
entorno. A eso llamamos ciència.
Cuado estamos atentos a ser fieles a esta experiencia
interior, y descartar aquello que nos
pueda desviar de ella, llamamos a esa actitud
Prudencia
Cuando la armonia y el equilibrio, que parte de un sentir interior, nace de la fuerza de
amor que reside en nuestro corazón, y nos conduce a actuar de manera
selectiva, estamos practicando la Justicia
Cuando la responsabilidad en el desarrollo de nuestra vida
ofrece un costoso esfuerzo sobretodo frente a dificultades y amenazas, esta
capacidad de resistencia y el coraje de seguir a pesar de todo es la Fortaleza
Nacida del conocimiento y amor de Dios se da en nosotros una
relación confiada y filial respecto a Dios, un dialogo fluido y respectuoso de
amor atento a su iniciativa, a eso llamamos Piedad
Todo ese conjunto de experiencias nos producen un deseo de mantenerlas e
incrementarlas, dan valor a nuestra vida y libertad a nuestro espíritu, son
delicadas y tiene riesgos de
desvirtuarlas o perderlas, dada nuestra condición humana siempre cambiante y
compleja. A este sentimiento de riesgo
le llamamos Temor de
Dios
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