El mensaje que Cristo aporta a la humanidad, no lo puedo
transmitir si yo no lo estoy experimentando como amor a todo el mundo, y la
voluntad constante de servicio a todo aquel que lo necesita, servicio que
ofreceré según mis capacidades y habilidades en cada momento de la vida.
Si mis capacidades por la vejez disminuyen para cumplir lo que tengo
encomendado tendre que renunciar a ello, como ha anunciado el Papa actual que
ahora tiene que ir en silla de ruedas por una afección en las rodillas.
Si él cree que no
puede atender adecuadamente la tarea que le han encomendado, mejor decida pasar el testigo a otra persona capaz de llevar adelante la tarea.
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