“PARARELISMO”
Ni
acierto a saber el por qué de lo que me ha venido a la mente: la especie de
“pararelismo” que he captado entre el antiguo Pueblo de Israel y la Humanidad,
o mejor, el nuevo Pueblo de Dios con Cristo a la cabeza, en definitivo la
Iglesia, la humanidad toda siguiendo a
Jesús, mejor dicho, en cuanto le sigue.
Israel,
el pueblo elegido para preparar y acoger al Mesías atravesó y sufrió
innumerables trabajos, persecuciones, guerras, etc. etc. Recorrió un inmenso
desierto lleno de alimañas y de ataques diversos por parte de otros pueblos,
bajo el guía del que Dios había elegido, Moisés, y acompañado de muchas señales
e intervenciones sobrenaturales, hasta ser introducido en la Tierra Prometida.
Así,
veo, es ahora, tras la venida, muerte y resurrección de Jesucristo, la
Humanidad
Cristo
a la cabeza y con el bagaje de lo que
fue su nacimiento, su vivir entre el pueblo, su misión repleta de incontables
señales, todo su vivir en esta tierra y hasta su muerte y resurrección, es como
si nos gritase continuamente: pueblo mío, escuchad y atended a las señales que
os he ido dando; seguidme muy de cerca que yo os estoy conduciendo a través de
la vida natural, asimilada al desierto, entre los muchos ataques y dificultades
que comporta el camino. Seguidme con fe en mí, con confianza, con esperanza,
Pueblo mío, Iglesia mía, camino al frente y con vosotros y aunque “otros
pueblos” os ataquen e intimiden; Yo estoy con vosotros, al frente, en vida
nueva y en el Espíritu hasta iros introduciendo y llegar todos, la Humanidad
entera, a la Tierra Prometida que mana leche y miel, la definitiva Patria.
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