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lunes, 24 de agosto de 2020

testimonio de mi vida

 

Tengo que reconocer y agradecer la acción de Dios en mi.

Dios en mi adolescencia tuvo ya un lugar preferente en mí, sentía su llamada, y por eso entré en la Compañía de Jesús. El noviciado fue una época fervorosa en mi vida, pero entré sin haber aprobado la reválida del bachillerato a los 16 años de edad, y tenía presente en mi mente reiteradamente la humildad, pero no conocía su alcance, pues en el juniorado se había despertado mi inteligencia y me sorprendía la rapidez con que captaba las explicaciones de las clases, etc. Y esto me daba una seguridad en mí mismo, actitud que siguió en la filosofía.

En su 3r año pasado el verano enfermé de tuberculosis, y perdí parte del curso; hice de valoración de la asignatura de historia de la filosofía un plagio sobre san Agustín que suspendí, y ya estaba sin título de bachiller y sin título de filosofía. Tengo facilidad para sintetizar. Pasé a maestro en el colegio de Caspe a dar religión a los de 1ro. Yo estaba acostumbrado a dar catequesis al estilo predicación y opté por la narrativa-descriptiva, pero eso no instruía a los alumnos y los alteraba. Fracaso.

Me pusieron de ayudante de la misa de un sacerdote anciano a quien le molestaba o le quitaba recogimiento si yo recitaba en alta voz las oraciones comunes del sacerdote y del pueblo, entre ellas el padrenuestro, otro fracaso. Me cambiaron a san Pedro Claver: ayudaba en la escuela y en la liturgia, haciendo la introducción a las lecturas, contacté con comisiones obreras…fui a excursiones y campamentos con los chicos de la escuela, al parecer me comportaba como uno cualquiera sin mantener los modales propios de lo que representaba.

En la secretaria del colegio asesoraba a los alumnos. Otro fracaso.

Me llama el provincial y me propone ir al Congo o salir de la Compañía, no siento lo del Congo, y me acojo a salir.

Las encíclicas Mater et Magistra , y Pacem in terra de Juan XXIII me hicieron un impacto decisivo en mi mentalidad y conducta. Puse los valores humanos por encima de la obediencia (muy rigurosa en la orden sobre todo para los miembros que estaban en formación, porque los ya formados se movían libremente, fumaban, veían la tele cuanto les apetecía, tenían su coche particular…)

Es decir si a mi entender la obediencia no respetaba algún derecho, derivado de los valores humanos fundamentales y su desarrollo, yo iba a mi aire, ladeando muchos aspectos que configuraban la vida comunitaria.

Pedí al provincial para que me costearan el carnet de conducir y accedió.

Cerca los 22 años de edad, volví con mis padres; busqué trabajo de auxiliar administrativo en Alcoholes Antich, de donde salí para hacer el servicio militar en Palma de Mallorca con 23 años. Este tiempo que trabajé en Barcelona casi un año, los fines de semana aproveché para crear relaciones sociales asesorado por mis hermanos, y frecuenté el centro de san Pedro apóstol, donde conocí a la Victoria quien me captó especialmente la atención, y más después de saber que ella también había estado viviendo en un convento de Vedrunas, pero que reflexionando sobre los motivos que le habían llevado al convento, concluyó que el primer discernimiento no era el adecuado.

Le hice la propuesta de matrimonio para después de la mili, y durante toda la mili nos estuvimos carteando, e incluso en tiempo de vacaciones vino a verme un fin de semana.

Ahí trabaje a horas libres, ya que me dieron la opción de ser cabo, y me asignaron a la guardia de capitanía donde la jornada era de 24 horas, lo cual me permitía tener media semana libre para trabajar por mi cuenta, trabaje en la colocación de arrimaderos y en pintura industrial lo cual me permitió acumular junto con lo que ya tenía en Barcelona unos ahorros, que con los de ella nos permitió comprar un piso el San Feliu de Llobregat, y montar allá nuestro nido.

En Mallorca conecté también con primos y sobrinos de mi abuelo materno de donde era originario, y que me invitaros a compartir con ellos en varias ocasiones.

Después de la mili vuelve a buscar trabajo en Barcelona: En Autopistas del Mediterráneo me contrataron en el departamento de control de costes de construcción.

Para mejorar el sueldo cambié al departamento de control de costos de producción de los laboratorios Richard Hudnod de cosméticos y fábrica de chicles en BCN, trabajé un curso, pero cuando en verano tuve que suplir al jefe no supe sacarme el trabajo de encima como debía; otro fracaso.

Y encontré trabajo en Acieroid empresa de construcción de naves industriales en chapa metálica. Trabajé de control entre oficina técnica y fabrica, hasta que vino una inspección de la dirección francesa de la empresa en un momento que el trabajo iba de baja, de ahí me pasaron a hacer presupuestos, y luego a control de inversión por obras, descubriendo los errores de la empresa. Acabado este trabajo me indemnizaron, y me asocié con Vicente de Pablo para crear la empresa Urdisa de distribución de productos farmacéuticos y cosméticos y perfumería. él atendía a los clientes, yo a la administración y ambos a la actividad del negocio, almacén y rutas de reparto al personal contratado. Durante este trabajo y ya con un sueldo mayor que todos los anteriores, me tuvieron que operar de una piedra atascada en el uréter; a los 4 dias de estar de alta de la clínica me incorporé al trabajo, aún con la herida abierta.

Así trabajamos unos años hasta que, por el crecimiento, y sobre todo por la forma de gestionarla. Unas diferencias sobre las competencias de cada uno, hizo, que él se quedara con el negocio, me indemnizara y así yo adquiriera por traspaso una librería, papelería en el puente de Espronceda en el barrio del Clot, mal situada y con mucha frecuencia de gitanos que Vivian junto a las vías de tren entre el puente de Espronceda y el del trabajo. No me llegue a sacar ningún sueldo satisfactorio, entonces me ofrecieron de editorial Roma la venta a librerías, en primer lugar, me asignaron zonas de Barcelona, y luego provincias, las de Aragón, Guadalajara, Soria, Segovia. Estuve viajando de lunes a viernes un par de años, y el sábado entregando los pedidos de la semana, y una vez al mes cobrando mis comisiones, una cantidad similar al sueldo de Urdisa, pera mermado por los gastos de pasar la semana fuera de casa y los gastos de coche, gastos que yo procuré reducir al máximo para que quedara dinero para la vida familiar con todo durante este tiempo cambié de coche. Los reencuentros familiares los fines de semana. Un año después de dejar la empresa esta cerró.

Dejé esta empresa para entrar como celador, y luego como educador en un centro de menores de la DGAIA con un sueldo bastante mejor que me permitía ahorrar, y ahí estuve hasta que me jubilé a los 64 años, edad conveniente prevista en la DGAIA para este tipo de trabajo, ya que edades más cercanas a los niños o adolescentes pueden sintonizar y manejarse mejor con ellos ; entre los adolescentes atendidos  abundaron sobre todo los últimos años ladrones, drogadictos, homosexuales, y sobretodo traumatizados por problemas familiares.

Experiencia profesional tanto en la empresa privada como en la pública no ha faltado. Y eso ha influido en la educación de los hijos, en abertura de criterios al discernir y asesorar a los hijos.

El 7-7-78 conocimos la Renovación Carismática cuando nuestro hijo se acercaba a los 7 años para hacer la primera comunión, y la hija  con 5 años.

Teníamos la necesidad de actualizar nuestra vida espiritual, cargada con fuertes contrastes, tanto mediante revistas que recibía para vender como por contactos con el vecindario, momento en el que creció mi curiosidad por la homosexualidad y la tabla huija. Por otra parte, murió la madre de un vecino, fui al funeral entierro, donde me dieron a leer las lecturas de la liturgia.

Fue para mí un tiempo de dar bandazos desde el punto de vista espiritual; no había asumido adecuadamente la sexualidad; mientras viajaba, tanto iba a ver por la noche películas eróticas como a actos religiosos, también mantenía un fuerte impulso para acercarme al mundo marginal.

Pasado el auge de la Renovación carismática en Barcelona, alrededor del cambio de siglo, Victoria buscando nuevos ámbitos que le satisfagan, probamos Vida Creciente, donde nos encontramos con mi primo Daniel, principal dirigente del movimiento en Sabadell, apenas estamos un año con ellos, donde fuimos muy bien acogidos, pero donde nuestra formación y experiencia religiosa iba muy por delante del conjunto de vida creciente.

Ya sin misas dominicales de R.C. que se trasladaron a un local alquilado, pero que no tenían la ambientación que Victoria necesitaba, empezamos a ir a las Benedictinas de Anglí, ambiente litúrgico y acogida de las monjas, que convenció a Victoria, con estas nos fuimos comprometiendo con ellas y con la comunidad seglar que las acompañaba, salíamos en las salidas pascuales visitando diversos templos, santuarios y monumentos de Catalunya.

Alrededor del 1999 surgió una iniciativa en las benedictinas: crear un centro de acogida de las personas sin recursos, se estableció una comisión gestora de voluntarios donde me apunté de inmediato, ya que profesionalmente estaba dedicado a la atención de adolescentes en residencia donde eran asignados por problemas de justicia, y orfandad.

El año 2000 arrancó en el barrio de Sarriá el centro de acogida Assís, de atención de personas adultas sin recursos. El centro con predominio de financiación privada, y al amparo del arciprestazgo de Sarriá y de las monjas benedictinas, se ha ido desarrollando llegando a atender a 160 personas diariamente, en los servicios de desayuno, higiene personal (ducha y cambio de ropa) y asesoramiento personal. Servicios que se han ampliado a facilitar vivienda.

Ha sido para mí un recurso para dar testimonio de mi fe en múltiples ocasiones, sobre todo al frente de los servicios higiénicos, generalmente duchas que cada mañana pasaban de 40 servicios.

Antes de esto me entregué en cuerpo y alma a vivir la espiritualidad que   se desprendía de la R.C. participando en sus encuentros y reuniones, y que he recibido de líderes extraordinarios, muy bendecidos por Dios, hasta llegar al papa Francisco donde la iglesia vuelve a su pureza primigenia, y a tener el atractivo que tenía Jesús en persona.

Un hecho que me ha afectado profundamente fue atender a mi padre, en sus últimos días de vida, y constatar que había desheredado a los hijos en favor de la persona que estaba mayormente con él, 8 años nos llevó impugnar el testamento, y recuperar lo que se nos asignó por testamento anterior, en mi caso el piso donde ahora vive mi hija.

Mi mayor ejercicio de perdón ha sido en favor de la señora, que engañando se adjudicó el testamento de los bienes de mi padre, estoy agradecido a Dios porque una gestión tan difícil como la anulación de un testamento, ha sido posible, y ahora podemos disfrutar de lo que nuestros padres tenían previsto para nosotros.

 

Este próximo agosto del 2020 agradecemos a Dios que en mi convivencia con Victoria hayamos alcanzado el 50 aniversario. Ambos procedíamos de nuestra adolescencia y juventud de la experiencia de vida religiosa comunitaria, por motivos bien distintos, ella porque consideraba que no había salvación fuera de los conventos, yo porque en la congregación mariana experimenté, un intenso sentimiento religioso que consideré que el único ámbito apropiado para desarrollarlo, era la comunidad religiosa.

Ni uno ni el otro veían posible vivir la fe a fondo a nivel personal en el ámbito laico.

Nuestros antecedentes eran una garantía para un noviazgo respetuoso, y eso me convencía.

Desde un primer contacto muy primario en san Pedro Apóstol averigüé la forma de conectar con ella, y así empezó nuestra relación, carteándonos mientras yo hacia la mili en Palma de Mallorca, donde ella me visitó.

 

Varias veces me ha confesado que la relación sexual no va con ella, que no ha tenido nunca vocación al matrimonio y después de tener los hijos se negó radicalmente a aceptar ninguna relación íntima  de manera que para mí fue como volver a la soltería y desahogar los impulsos sexuales en solitario, cosa que con el paso del tiempo resulta altamente frustrante, sabiendo que tienes la pareja al alcance de la mano.

Esta frustración me ha llevado a una cierta derivación hacia la homosexualidad, que por ética he tenido que controlar siempre.

Ahora ya a la raya de los 80 años me pregunto sobre el sentido de mi vida,  y a la hora de dar cuentas , que me pedirán, , como  es el amor ente Victoria y yo, , por mi parte el respeto y colaboración en todo siempre presente, también defendiendo los distintos puntos de vista aunque eso es propio de cualquier relación humana, por ejemplo la distinta visión de Catalunya, ella de origen granadino ha optado siempre , por la unidad de España  con la monarquía por jefe del estado la constitución y leyes de España no las cuestiona, y defiende la tendencia a controlar desde el gobierno y poder judicial español a Cataluña para que no sobresalga, limitando sus recursos o centralizándolos. Yo en cambio defiendo la libertad de Catalunya para poder tomar las decisiones que crea más oportunas para su crecimiento, con criterios propios de la cultura y de forma de gestionar su territorio, industria, servicios, parlamento, gobierno y justicia de forma propia, con tendencia a igualar los recursos de la población, de manera que haya una mejor distribución de la riqueza, y un mejor desarrollo de la población, esta tendencia de progreso de Catalunya invita a comparar regiones , y a crear una cierta envidia ,pues está demostrado que ha sido el destino de gente de todos  las regiones de España.

A parte de estas agudas diferencias de mentalidad, recordamos en ella la huida del pecado, y en mi la gratitud por los dones del Señor.

Ella voluntariosa, dispuesta a dar soporte al marido que buscando el pan fuera de casa, se ha tenido que responsabilizar de la educación y de cubrir todas las necesidades de los hijos, y acoger al marido teniendo siempre a punto la comida en la mesa, y cuando este ha requerido de servicios médicos, operación del uréter, rotura de un dedo de un pie y tenerlo 2 meses con la pierna enyesada, la hospitalización por el ictus de varios meses, la hospitalización por un “sar” donde se le dio   por desahuciado, esperando que se muriera definitivamente. En todas estas circunstancias de salud y en todos los vaivenes laborales, ella ha sido el puntal de la casa, con su trabajo estable hasta que la empresa entró en crisis y se la despidió y pagándose ella hasta la edad de jubilación de lo que cobraba el marido la cuota de la seguridad social para poder tener una jubilación decente.

Yo tengo que reconocer todos estos méritos suyos, que componen un amor en parte fundado sobre la gratitud, y en parte por la admiración. ES el aprecio bien merecido por su conducta heroica en ocasiones, y siempre servicial.  En estos 50 años hemos llegado a una convivencia de reconocimiento mutuo en distintos campos   de nuestras habilidades, a mi me reconoce la de manejar el PC. Llevar las cuentas a nivel global, decidir donativos… ella las tareas de casa, aunque yo también colaboro con ellas pasando el aspirador, regando el jardín de balcón y ventanas. Y hasta recientemente ha respetado mis relaciones sociales; ahora muy absorbente me quiere para ella, de manera que he ido cortando sistemáticamente mis relaciones sociales presenciales y ahora pretendo sostenerlas telemáticamente.

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