Es uno de los derechos que en el último
siglo y ayudado por la globalización ha tenido y tiene mayor resonancia en la
sociedad. Se nos decía que: “días vendrán en que saldrá a la luz toda conducta
humana”, Y parece que esto está
ocurriendo en nuestros días.
La sociedad está defendiendo el derecho a
estar informada de lo que ocurre en el mundo en el ámbito de la naturaleza, en
ámbito del gobierno, en el de las manifestaciones sociales, en cuanto a estar
protegido, y en el afán por conquistar libertad.
El progreso de la sociedad ha ido poniendo
sobre la mesa muchos derechos que a nivel social se han ido desarrollando.
Actualmente podríamos decir que tenemos un
puzle de derechos que hemos de ir combinando entre sí para que unos no se coman
el terreno de los otros, por el ejemplo el derecho/deber a ser veraz tiene que
informar de lo que ha ocurrido de forma objetiva es decir sin involucrar juicio
alguno sobre su legitimidad.
Entre los que legislan tiene que haber
contraste de pareceres para poder ajustar las leyes lo máximo posible a la
realidad social sobre la que se legisla, y así respetar los derechos de todos
sin ofender a nadie.
Hoy por las redes sociales corre el
comentario del general de la guardia civil diciendo que la información tiene que
respetar el proceder del gobierno, y es verdad porque el gobierno tiene que disponer
de la libertad necesaria para proteger adecuadamente al pueblo, por eso hay que
ser muy cauteloso en comentar la eficacia del gobierno en una situación como la
actual del coronavirus.
Por eso el derecho a informar es solo una
pieza del puzle de derechos que estructuran la sociedad y no puede hacer correr
mentiras, ni suposiciones en los demás tomando como modelo la propia manera de
ser, como decir que el otro actúa por un interés personal o por egoísmo
mediante la autodefensa, porque yo sí actuaria así, o porque supongo que es
general en todo el que ostenta un poder político.
Ni tampoco vale aupar a la persona que por simpatía
personal, supongo que me va a beneficiar de manera preferente. La ecuanimidad
es una virtud necesaria en el campo informativo.
Si hay pues una fuerza del orden público
que tiende a favorecer esta ecuanimidad es su derecho y bienvenida sea.
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