Pobreza de Espíritu es don de Dios. Voy a Dios con las
manos vacías, libre de apego a lo
material,. Reconocemos la felicidad en personas que no tienen nada, sin
ambiciones y sin envidias.
Todos tenemos dones a usar para llevar los demás a Dios.
Bienaventurados los humildes porque heredarán la tierra. María ejemplo que agradece lo que Dios ha hecho en ella; afrontar con paz los momentos duros; humildad es la virtud de la verdad. Seamos transparentes ante Dios y los hombres. Lo .heredamos todo. no disponemos de ello por nuestros méritos sino porque se nos ha dado
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Una vez estamos en paz con Dios, porque nada nos culpa en su presencia, reconciliados con Dios, con los demás y conmigo mismo. No se trata de no tener conflictos, sino de tener un orden correcto, una disposición del corazón en favor de la paz. TRABAJO POR RESOLVER CONFLICTOS, y pedir a Dios como resolverlos, empezando por romper el hielo primero en relación a las partes enfrentadas.
Bienaventurados los misericordiosos porque recibirán misericordia. Perdonar (el hijo pródigo), no guardar rencor, ni venganza, perdono: Quiero que seamos amigos; en el perdonar hay aceptar una justicia que no es mía y el recordar sin dolor.
Bienaventurados los que sufren,
porque serán consolados; nos hacen sufrir las injusticias que se dan en el
mundo con Cristo, es unir mi corazón con el de Cristo. La esperanza nos mitiga
el sufrimiento, porque nos da el convencimiento de que Cristo vino a mi vida.
Bienaventurados los perseguidos
por causa de la justicia, o por nuestra amistad con Dios, Mantenernos fieles a
nuestro amigo nos hace felices; perseguidos al ser disconformes con las
injusticias de este mundo, al tener dolor por los pecados de este mundo cuando
buscamos la justicia. Un obispo perseguido en E.U por defender la inmigración, defensor de la verdad en oposición a los halagos de este mundo.
Bienaventurados
los puro de corazón; verlo todo desde el
amor de Dios, con el corazón unido a Dios y no pegado a las cosas, si me veo a mi y a los demás, y a Dios como El nos ve, con corazón limpio transparente, generoso , desinteresado, realista, nos encontraremos en presencia de Dios, porque
no os ofuscará el pecado. Si veo con
amor a mis hermanos que no dan ejemplo, los trataré como Jesús lo hizo con la Magdalena.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque serán saciados. Tengo una bipolaridad entre la injusticia de este mundo y la justicia de Dios; el
justo sabe esperar por ver como Dios se nos manifiesta.
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Vivir las bienaventuranzas es dar los pasos para ser auténticamente felices
en libertad, centrado en Dios y en los hermanos y no en mí mismo. Hay más felicidad
en dar que en recibir, más en amar a otros que
en encerrarnos en nosotros mismos.
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