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martes, 22 de octubre de 2019

EL PUEBLO DE DIOS.-2

LUMEN GENTIUM-
Es Acorde con la voluntad de Dios tener respeto a Dios y practicar la justicia. En el seno de su pueblo al que se le revela y comunica su plan de la nueva alianza, a pactar en Cristo “he aquí que llegará el tiempo que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y la casa de Judá… Pondré mi ley en sus entrañas, y la escribiré en sus corazones, y seré Dios para ellos y ellos serán mi pueblo... todos del pequeño al mayor me conocerán. (Ier.31, 31-34.)
Unificados en el Espíritu el nuevo pueblo, porque quien nace del agua y del Espíritu pertenece al linaje escogido.
Ese pueblo es encabezado por Jesucristo, muerto por nosotros, y para nosotros resucitado y subido al cielo.
La condición en que está ese pueblo es la dignidad y libertad de los hijos de Dios, habitados por el Espíritu y cumpliendo con la propuesta del amor universal, que origina el crecimiento del reino de Dios liberando a la gente de la servidumbre de la corrupción para participar de la libertad de hijos de Dios, y ser luz del mundo por la buena convivencia, aprecio mutuo, y la autenticidad de vida haciendo agradable toda vida humana.
Cristo adquirió la comunidad cristiana, la llenó de su Espíritu, y la dotó de los medios apropiados Para su coherencia social.
Para los creyentes Jesús es quien crea un pueblo liberado, unido y pacífico, y que por el Espíritu le permanece fiel.
Ese pueblo es también intercesor ante el Padre de todos, en favor de sus hermanos los hombres, y anuncian el poder transformador del hombre que le da visión y conciencia clara de su lugar y destino en la sociedad.
Los destinados a ejercer el sacerdocio profesional asesoran al pueblo y le dan el sacrificio eucarístico ofrecido al Padre en nombre de todo el pueblo para la salvación del mundo.
Vías de ejercer el sacerdocio del pueblo son los sacramentos, las virtudes, el culto, y la confesión ante los hombres de la fe recibida:
El bautismo nos hace hijos de dios y nos llena de gracia.
La confirmación, ofrece la iniciación a la vida adulta del cristiano, proveyéndole de los medios e instrumentos adecuados, haciéndoles testigos de Cristo de palabra y obras.
La reconciliación, cuando se necesita se realiza con Dios y con la comunidad cristiana. La unción de enfermos se presenta a Dios la situación deficiente para unirla                        a Jesús paciente y glorificado, para que los alivie y salve.
El orden ministerial sirve al pueblo por la palabra y la gracia de Dios.
El matrimonio ofrece unidad y amor profundo entre Cristo y el pueblo cristiano; aportan los hijos a la sociedad y a la iglesia; con la palabra y el ejemplo y deben alumbrar la vocación de cada hijo.
Y todos estamos llamados a la santidad.
·El Espíritu de verdad suscita la función profética, la concordancia entre todos los cristianos en la fe suscitada y mantenida.
El Espíritu penetra en la palabra de Dios, con juicio certero, y le da mas plena aplicación en la vida.
El Espíritu reparte otros dones que permiten hacer obras útiles a la comunidad; a cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad.

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