El miércoles fui a ver ”Silencio”, una película cuya
acción se desarrolla en el Japón en el siglo 15 después de la evangelización de
Francisco Javier en plena persecución cristiana que cuestiona un cristianismo
de formas, de costumbres, de pautas, de reglas.
Los jesuitas protagonistas se los amenaza con el martirio si
no apostatan pisando una imagen religiosa o escupiendo a un crucifijo , de
manera que todo queda en un signo sobre un símbolo cristiano.
Los cristianos herederos de la predicación de Francisco Javier
que viven escondidos por temor a la persecución, contactan con los nuevos
misioneros recién llegados, y les piden los sacramentos del perdón y la eucaristía.
Los muchos mártires del Japón no son argumento suficiente
para creer en los fundamentos del cristianismo, porque en el Japón se muere
para conseguir un paraíso feliz que finaliza esta vida de penurias. Acusan al
sacerdote de que los fieles dan la vida por él y no por Jesús.
Por 4 veces un hombre cae en la apostasía de las imágenes,
renunciando al testimonio pero no a la fe.
Rechazan el cristianismo como fenómeno cultural, cosa que no
lo hace suficiente.
Las autoridades matan a quien no obedece por acoger una
imagen, algo parecido a lo que se cuenta en los hermanos macabeos.
La actitud de las autoridades japonesas e s de rechazar la
cultura occidental, en defensa de la propia cultura, y el cristianismo como
parte de la cultura extranjera.
El cristianismo es como un esposa estéril, o infiel, por lo tanto o hay
siquiera Espíritu Santo, ni dones, ni carismas, no hay la transformación
personal en Cristo por el Espíritu, no hay la experiencia propiamente
cristiana, como lo fue el Pentecostés que da la fuerza de mantenerse firme ante
las amenazas.
No se habla de un cristianismo que nace del amor y del que
Jesús es el testimonio fundamental.
La actitud de les autoritats japoneses es rebutjar la cultura occidental en defensa de la propia cultura, i el cristianisme com a part d'aquella cultura.
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